Nuestro Círculo

Año 2  Nº 62                                                     Semanario de Ajedrez                                     11 de octubre de 2003

MIGUEL NAJDORF

1910-1997

 

Cuando en agosto de 1939 desembarcaron en Buenos Aires los equipos de maestros extranjeros que disputaron la Copa de las Naciones "Hamilton Russell", las nubes de la tormenta más catastrófica que haya afligido al mundo estaban a punto de soltar su lluvia de sangre. Buenos Aires fue para esos hombres, llegados de la Europa en conflicto, algo increíble, maravilloso. Jugaron al ajedrez en el viejo Politeama de la calle Corrientes, y en sus rostros se reflejaba, al par que la ansiedad por la suerte de los suyos, la alegría de sentirse en una tierra pacífica.

Muchos de ellos se quedaron aquí, y muchos más regresaron a su patria, para rendirle el tributo de su sangre. Entre los primeros, Najdorf, Stahlberg, Frydman, Czerniak, Feigins, Skalicka, Pelikan, Luckis y otros, se incorporaron rápidamente a la vida argentina, a nuestras costumbres y modalidades. Sin excepción casi, encontraron techo, mesa, amistad y trabajo entre nosotros. Y el ajedrez argentino recibió una inyección formidable.

Pero ninguno de ellos podía ser campeón argentino de ajedrez, no obstante su magnífico nivel de juego, precisamente porque no eran argentinos. La participación de los maestros extranjeros en los Torneos Mayores que anualmente organizaba la Federación Argentina de Ajedrez (con una regularidad y puntualidad que hace rato se añoran en nuestro país) les prestó lucimiento, pero, conforme a la reglamentación, ninguno de ellos podía ser campeón argentino, si no se naturalizaba, o si no transcurrían diez años de residencia en el país.

En 1949, sin embargo, Najdorf y los demás extranjeros, ya podían aspirar al título. Y era tanta la convicción de que el gran maestro polaco no tenía rivales que le hicieran frente, que una crónica de la época escribía: "Ahora, a diez años de su arribo, tendremos a un gran maestro internacional como campeón argentino de ajedrez..." Y, por supuesto, se refería a Najdorf.

Veinticuatro participantes tenía el Torneo Mayor de 1949: divididos en dos grupos, los cinco primeros en cada uno de ellos disputarían la rueda final.

Pero a esos diez privilegiados, se agregaba -según la reglamentación acordada- el glorioso nombre de Miguel Najdorf, ahora ya argentino.

La FADA entendió que un hombre clasificado como "gran maestro internacional" no debía participar en una prueba eliminatoria.

Y ya se preveía que el maestro polaco-argentino ganaría el "torneo de los once" y podría disputar el match por el título argentino frente a Julio Bolbochán.

Los maestros participantes fueron: Guimard, Iliesco, Fenoglio, Czerniak, Luckis, Reinhardt, Feigins, Marini, Sanguinetti, Shocrón, Espósito, Benko, Piro, Beretta, Corte, Wexler, Casas, Huguet, Dodero, Ramadán, Martínez, Bahamonde y Lerner.

La historia siguiente ya la conocemos; Najdorf ganó el torneo y el match, y obtuvo su primer título argentino. Y siguió jugando en años sucesivos el Torneo Mayor, a pesar de su neta superioridad sobre el resto. Al respecto, transcribimos una crónica de Carlos Guimard, en medio del Torneo Mayor de 1951:

"Refiriéndose a la participación de Najdorf, me decía un jugador:

-¿Para qué juega? ¿No sería mejor que se lo declarara campeón fuera de concurso?

Yo lo miré extrañado y le respondí:

-No veo el motivo. Al contrario, pienso que Najdorf debe seguir jugando los torneos por el título; su participación, aparte de jerarquizar las pruebas, estimulará a quienes se sientan con condiciones a progresar para borrar la diferencia, para estar más cerca de él. Algún día se conseguirá esto. No jugando Najdorf se tiene una impresión equivocada de lo que es el ajedrez, de los secretos profundos que esconde, de sus innúmeras exigencias. No se debe andar con el paso cambiado. O se juega ajedrez o se piensa en su progreso, o se lo deja. No hay términos medios. ¡A estudiar, señores! Y a no equivocarse. Jugando con quien sabe más hasta se disciplina la mente. Que en este torneo se han cometido montañas de errores. Ya mencioné hasta los míos.

Sólo Najdorf ha jugado buen ajedrez. Su tenacidad, sus conocimientos, su permanente espíritu de lucha, constituyen para los ajedrecistas argentinos el mejor ejemplo. Para todo esto juega Najdorf.

Con Grau teníamos un pacto tácito: amigos siempre y cuando no nos separa un tablero. Con Najdorf ocurre algo semejante. Así, cuando jugamos, es él, Miguel Najdorf, gran maestro internacional, y yo soy Carlos Guimard, maestro internacional.

Venía él de ganarle a Rossetto cuando se midió conmigo. A la duodécima ronda tenía dos puntos de ventaja. Emotivo y de calidad el combate que me puso frente a frente con Najdorf. Hasta ese momento, el gran maestro llevaba realizado el ciento por ciento del score ideal, y aunque el primer puesto asegurado absolutamente, el espíritu deportivo, con su exigencia del triunfo más amplio, por mayor diferencia, le obligaba a empeñar todo el esfuerzo.

Intensa en el medio juego, luego de un planteo un tanto personal, tanto por blancas como por negras de la partida holandesa. 1.d4 e6 2.Cf3 f5 3.g3 Cf6 4.Ag2 Ae7 5.0-0 0-0 6.c4 d5 7.b3 c6 8.Ab2 Ce4 9.e3 Ad7 10.Ce5 Ae8 11.f3 Cd6 12.Cd2 Cd7 13.Cd3 Con jugadas naturales, Najdorf parecía haber obtenido una ventaja en la apertura, sobre todo si contemplamos la posición después de la jugada del texto. Las negras ven su campo de acción reducido y para librar el juego realizan una larga maniobra de carácter táctico. 13...dxc4 14.bxc4 c5 15.f4 Tc8 16.Tc1 b6 17.Ce5 Cf6 18.h3 Las blancas no están conformes con la nueva situación e inician un plan de ataque, mediante el avance de los peones del flanco rey, y por poco no cosechan su fruto.

18...Tc7 19.g4 Dc8 20.g5 Cfe4 21.Cxe4 fxe4 22.d5 Rh8 23.Tf2 exd5 24.Dxd5 Cf5 En esta jugada las negras resuelven entregar material para aliviar la tensión, oferta que es rechazada, y prefieren, en cambio, la igualdad material, pero una poderosa situación de ataque. 25.Axe4 Cxe3 26.Dd3 Cf5 27.Te1 Ag6 28.h4 Ah5 29.Td2 Td8 30.Dxd8+ El reloj comienza a apremiar a mi rival, mas en esta jugada realiza un espectacular sacrificio de dama que por lo menos parece asegurar el empate, dejando abierto promisorias continuaciones, ya sea con 31.Ag4! o bien 31.Cc6, siempre basando el ataque en la debilidad de la octava horizontal. 30...Axd8 31.Axf5 Da8 32.Ae4 Dc8 33.Af5 1/2-1/2 Con falta de tiempo se repitieron las jugadas y terminó tablas."

 El mismo Guimard reconoce que Najdorf tenía razón aún cuando su frase podría parecer pedante: "Yo juego para el público" acostumbraba decir el flamante ciudadano argentino. Guimard lo corrobora en su crónica: "Está jugando tan bien que hasta se permite el lujo de jugar para el público, como él dice. Tal ocurrió en su encuentro con Rebizzo, que ganó espectacularmente. Con todo, le pasó por alto un detalle: al realizar el remate sacrificó un alfil y dio mate, pero no advirtió que su rival podía a su vez sacrificarle dama por torre y caballo, con lo cual prolongaba la lucha en un final difícil en extremo de dama contra aquellas piezas; eso al menos le costaba una sesión de suspendidas y treinta jugadas más. En general, sus partidas son cuidadosas, instructivas. Excelentes sus victorias sobre Puiggros y Martín."

"No debemos olvidar que Najdorf es actualmente uno de los cinco mejores grandes maestros del mundo. Detrás de él la lucha es tan equilibrada que aún llevando tres puntos perdidos se va entre los punteros. Es que este segundo puesto tan reñido es, a ojos cerrados, un primero".

 

NAJDORF

 Por Oscar R. Panno

"Miguel Najdorf fue el mejor de todos los ajedrecistas que quedaron en nuestro país después del Torneo de las Naciones de 1939. A partir de su radicación en nuestro medio contribuyó a formar una nueva generación de ajedrecistas. Cuando ingresé al ámbito del ajedrez superior pude calibrar su capacidad en todo sentido; por su talento, su gran amor al juego ciencia y su irrenunciable entusiasmo.
Era un apasionado, comparable al gran Viktor Korchnoi que escribió un libro llamado 'El ajedrez es mi vida'. El también hubiera podido
suscribir .ese .título.
Le interesaba cualquier partida y no solamente las propias. En las Olimpíadas intervenía en la preparación de sus compañeros y en caso de suspendidas no dormía para analizar
.las .posibilidades.
Hizo mucha escuela casi sin proponérselo, a través de los buenos jugadores que por su nivel merecieron rodearlo. Un ejemplo de su gran capacidad en la investigación ajedrecista lo constituye el desarrollo de su famosa variante de la Defensa Siciliana que por mucho tiempo se consideró que refutaba la apertura del peón rey y que tuvo un brillante reinado hasta promediar la década del 50. Aún hoy, combatida y defendida por nuevos análisis, tiene plena vigencia como la tienen las enseñanzas y la pasión por el ajedrez que nos ha transmitido el gran Don Miguel..."                                                

     (Diario Clarín, 5/7/1997)