Nuestro Círculo

Año 2  Nº 59                                                     Semanario de Ajedrez                                     20 de septiembre de 2003

OSCAR  PANNO

A 50 años de una hazaña

Por Enrique Arguiñariz

 

El 21 de julio de 2003, se cumplió medio siglo del día en que el ajedrez argentino conquistó su primer título mundial. Fue en Copenhague, Dinamarca, en ocasión de disputarse el II Campeonato Mundial Juvenil y el autor de la hazaña fue el hoy Gran Maestro Oscar Panno, que en aquel entonces  contaba con 18 años de edad.

Fue, además, el segundo título mundial que conquista un ajedrecista latinoamericano desde que el cubano José Raúl Capablanca obtuviera el Campeonato Mundial (absoluto) en 1921. 

Madurando campeones

 Luego de los acontecimientos de 1939, por los cuales varios de los mejores jugadores del planeta optaron por quedarse a vivir en Argentina, pasó a un segundo plano, por mucho tiempo, la desventaja estructural de nación alejada de los centros de competición del ajedrez que padecía nuestro país. Se hacían competencias locales, en las que participaban, en su carácter de residentes o de ciudadanos argentinos naturalizados, jugadores de la talla de Najdorf, Sthalberg, Eliskases, Reinhardt, Pelikan y muchos otros. Se puede decir que en aquellos años, en la Argentina, se estaban dando las condiciones para generar jugadores de alta calificación internacional.

 

De Saavedra a la  alta competencia

 Hubo cuatro momentos en la infancia de Panno que definieron lo que sería su romance con el ajedrez:

Primero, la compra, por parte de su padre, de un juego de ajedrez para que él y su hermano César se entretuvieran dentro del hogar los días de lluvia. Esto implicó la necesidad de obtener alguna información sobre sus reglas por parte de Don Francisco Panno, quien además de un eficiente mecánico de autos era un entusiasta aficionado. Pero todavía, para Oscar, el significado que podía tener este juego no se diferenciaba mucho del que podían tener el dominó o el ludo.

En segundo lugar, el descubrimiento accidental de una colección casi completa de la revista “Leoplán” en el desván de su casa natal de la calle Mariano Acha, de Saavedra. Junto con su hermano observó que en cada número había una sección fija sobre ajedrez que se titulaba “Entre las Torres”, a cargo del maestro Roberto Grau. Estos artículos, oportunamente compilados por su autor, conformarían más tarde la base de lo que hoy conocemos como el “Tratado General de Ajedrez”, aún hoy una de las mas completas obras didácticas sobre el juego-ciencia.

En tercer término, el ingreso de Oscar y César al Club Atlético River Plate. El objetivo era tener acceso a la pileta del club y a otras instalaciones deportivas, pero en algún sector del pasillo que corre debajo de las tribunas lo estaba aguardando, para no abandonarlo más, la sala de ajedrez, a la que ambos hermanos comenzaron a concurrir asiduamente y a competir en torneos de cuarta e infantiles.

Y la última jugada que el destino hilvanó para juntar a Panno con el ajedrez de elite, fue el ingreso, poco después, del maestro Julio Bolbochán como profesor de ajedrez del Club River Plate. A partir de entonces, se plasmó una óptima relación alumno – docente entre ambos. Panno no se sentaba a escuchar pasivamente lo que su maestro decidiera mostrar en cada clase: durante la semana, investigaba y anotaba dudas o dificultades que luego trasmitía a Bolbochán. Y este último las respondía con su proverbial solvencia técnica y pedagógica.

La sola enumeración de sus primeros torneos, da cuenta de la increíble velocidad de su progreso:

1947: Juega su primer torneo, el interno de cuarta de River Plate.

1950: Torneo infantil “Libertador Gral. San Martín: Campeón.

1951: Torneo Selección para el I Campeonato Mundial Juvenil: Subcampeón.

1951: Torneo Nacional de Segunda Categoría: Campeón.

1952: Torneo Selección de Primera Categoría: Quinto.

1952: Memorial Benito Villegas: Subcampeón. (Fue su primer magistral)

1952: Torneo Mayor de la F.A.D.A.: Campeón.

1953: Campeonato Argentino Juvenil: Campeón (Con este resultado obtiene el derecho a jugar el Mundial Juvenil de 1953).

 Los preparativos para Copenhague

 En el verano de 1953, apenas consagrado Campeón Argentino Juvenil, Panno inició su preparación para el II Mundial Juvenil para menores de 20 años, a disputarse en Copenhague (Dinamarca) cinco meses después. Estaba descartado que Bolbochán sería su entrenador y, en tal carácter, el experimentado profesor no necesitó imponer un rígido programa para garantizar llegar en buena forma al compromiso. Fue el propio Panno quien propuso un exigente plan de trabajo, y Bolbochán lo aceptó de muy buena gana. “Sólo” tuvo que aportar su enorme capacidad didáctica, fruto de su profunda comprensión del juego, su alta experiencia internacional y su elevado concepto en los aspectos teóricos y estratégicos del juego. Y también, por supuesto, buena parte de su tiempo: las reuniones con el entrenador solían iniciarse a las nueve de la mañana, y se prolongaban hasta altas horas de la noche. La disciplina y la constancia indispensables para llegar al objetivo quedaron en manos del joven Panno, y a partir de aquel verano del 53 la realidad cotidiana de la casa de Saavedra parecía esfumarse tras una neblina en donde sólo piezas y casillas de ajedrez se veían nítidamente. Alguna tarde, Panno preguntó a sus padres qué estaba pasando afuera que había mucho griterío, a lo que alguien le respondió “Hoy es carnaval”.

Haciendo un paneo de los rivales que lo aguardaban en Copenhague, el más temible era el Yugoeslavo Borislav Ivkov que, además de haber sido el ganador de la edición anterior, contaba con un par de años más de edad que Panno, lo que implicaba dos años más de experiencia europea en el ajedrez de alta competencia. No era poco.

También eran de cuidado Darga, Penrose, Olaffsson y Larsen.

La gran ventaja que otorgaba nuestro compatriota era la actualización teórica. Recordemos que en aquellos tiempos no era posible bajar de internet los torneos magistrales que se estaban disputando. Había que apoyarse en las revistas europeas especializadas, como “Shajmaty”, que habitualmente estaban a disposición de los

ajedrecistas locales casi un año después de haberse editado.

Para suplir esto, Panno hoy sostiene que esto obligaba a hacer un trabajo muy profundo sobre el escaso material del que se disponía, tratando de desentrañar los fundamentos de las ideas a fin de anticiparse a la evolución que las mismas estaban explicitando sobre el tablero en los torneos de grandes maestros.

El Magistral de Ajedrez del Club Argentino, jugado en mayo de 1953, lo ganó precediendo a un Gran Maestro, Herman Pilnik, y maestros de la talla de Héctor Rossetto y Raúl Sanguineti. Además de ser un oportuno testeo de su grado de preparación deportiva con vistas al mundial, constituyó su éxito más resonante hasta ese momento y le dio derecho a desafiar al campeón de la entidad, el maestro Luis Piazzini. Y también le suministró una buena dosis de confianza en el éxito.

Primer desafío: la preliminar

El 27 de junio de 1953, la pequeña delegación argentina, compuesta por Oscar Panno y su entrenador, Julio Bolbochán, partió de Ezeiza rumbo a Copenhague. La duración de un viaje en avión hacia aquellas latitudes era casi el triple que la actual: 36 horas. De los competidores, el argentino era el que venía de más lejos.

Debemos hacer hincapié que en aquellos tiempos, la estructura de estos importantes eventos era considerablemente precaria. A modo de ejemplo, el alojamiento de los jugadores y entrenadores estaba previsto realizarse en casas de familia. En la distribución de plazas, a Panno y Bolbochán le tocaron dos casas distintas, cosa que fue objetado por este último, ya que dificultaría la posibilidad de que entrenador y entrenado pudieran reunirse con la frecuencia que la competencia exigía. Así fue como ambos decidieron costearse un modesto hotel cercano a la estación Osteport en las afueras de la ciudad, comunicado con la sala de juego en la sede del diario “Politiken” mediante un tren que se desplazaba por un viaducto tipo trinchera.

Los días del torneo fueron una vorágine de ajedrez, que casi no permitió pensar en otra cosa.

Ver partidas del rival del día, jugar la fecha, analizar la eventual suspendida, comenzar a revisar antecedentes del rival de la fecha siguiente, hacer ajustes en las líneas teóricas... Esa era la dura rutina de Panno y Julio Bolbochán durante aquel intenso mes de julio de 1953. El único descanso que se permitía el equipo argentino, era dar algún corto paseo por el parque que se extendía al frente del hotel, el cual tenía reminiscencias de los porteños bosques de Palermo.

Respetando la clásica nocturnidad del ajedrez, aquellas jornadas terminaban a las tres de la madrugada, lo que puso en evidencia una más de las múltiples limitaciones del servicio de hotelería contratado: las habitaciones no contaban con persianas, postigos o cortinas pesadas que permitan oscurecerlas. Dada la época –inicios del verano europeo- y la ubicación geográfica de Copenhague, era precisamente a las tres de la madrugada cuando amanecía y un sol potentísimo iluminaba cada rincón del dormitorio. El ingenio de los argentinos, esta vez aplicado a la modesta posibilidad de dormir, consistió en tapar con una frazada sobrante el ventanal que desafiaba al sol.

La competencia estaba estructurada en dos grupos preliminares de diez jugadores cada uno, correspondiéndoles a los cuatro primeros de cada uno pasar a la final. Panno comenzó bien, cediendo solo tres empates en las cinco primeras partidas, para luego caer ante el suizo Keller en la sexta ronda.

Borislav Ivkov, ganador de la edición anterior y gran favorito del certamen, fue su rival en la séptima. Según nos cuenta hoy Panno, el esquema de Siciliana Dragón que se jugó fue un genuino producto del laboratorio de Bolbochán. Ganó Oscar y esta victoria templó el espíritu del argentino, constituyendo toda una licencia para seguir soñando. Con un nuevo triunfo en la octava rueda, quedó asegurada su clasificación para la final.

La preliminar “A” culminó con el triunfo de Ivkov con 7 puntos, seguido por Panno y Olafsson con 6. En la cuarta plaza se produjo un empate entre Persitz y Keller con 4,5 puntos, igualdad que persistió al aplicar el sistema Sonneborn – Berger, lo que motivó que se definiera de manera insólita: revoleando una moneda. El beneficiario resultó ser el suizo Keller.

El grupo “B” lo ganó el alemán Darga con 6,5 puntos, seguido con un triple empate en los otros tres puestos clasificatorios, entre Penrose, Sherwin y Larsen con 6 puntos cada uno.

Larsen muy probablemente debió haber sido el ganador de su grupo, pero un curioso incidente le costó el puesto: había suspendido en posición equilibrada con el italiano Scafarelli, y en la mañana en que debía reanudarse el juego, le ponen en marcha el reloj al danés, que no aparece por la sala de juego. Cuando, finalmente, la flecha del reloj sanciona a Larsen, los organizadores, preocupados, tratan de localizarlo, ante la posibilidad de que algo malo le hubiese ocurrido. Y lo encuentran plácidamente dormido, en su habitación. Años después, sus amigos no perdían oportunidad de recordarle, jocosamente, el hecho, pero Larsen, hombre de excelente sentido del humor, les respondía: “Si, ya sé que perdí. El cero me lo pusieron. ¡Pero no saben lo bien que dormí aquella mañana! ” 

El precio de la gloria

Panno tenía, seguramente, dos objetivos. El primero ya lo había obtenido, era campeón mundial. El segundo surgió después, como consecuencia de los cinco meses de dura preparación y del intenso mes del torneo: quería volver a su país, a su casa del barrio de Saavedra, volver a ver a sus padres, sus hermanos, los amigos, los compañeros de 6º año del Otto Krause. Para acelerar ese retorno, había incluso rechazado una invitación del gobierno argentino para pasar quince días de vacaciones en París, con todos los gastos pagos. Quería, en definitiva, volver a la normalidad. Y no sabía que para eso todavía tenía que esperar bastante tiempo. En principio, acababa de convertirse en una figura relevante, un hombre público, un embajador del deporte y la juventud argentina ante el mundo, un ejemplo para millones de jóvenes argentinos, y demás conceptos que incesantemente vertían la prensa, los locutores de radio y los funcionarios gubernamentales. Desde el momento de su coronación, y por algún tiempo, su vida no sería la misma, ya no sería dueño de todos sus actos. Y esto significaba, ni mas ni menos, que no todos los telegramas, comunicados de prensa o dedicatorias de su éxito, que llevasen su firma, hubiesen pasado por sus manos. Ni tampoco su agenda diaria, de aquí en mas, dependería exclusivamente de él.

Seguramente, pensaría en esto el joven campeón cuando, cerca de la medianoche del 26 de julio de 1953, un automóvil oficial de color negro lo conducía velozmente por lo que hoy es la Autopista Ricchieri, hacia la Capital Federal. De la gente de su entorno, sólo lo acompañaba su inefable analista y amigo, Julio Bolbochán. Pocos minutos antes, el DC 6 de Aerolíneas Argentinas que los trajo de regreso había tocado pista en Ezeiza. Al ansiado y emocionado encuentro con sus seres queridos, que lo pudieron saludar apenas unos minutos, le sucedió el corte abrupto del asedio de la prensa y los saludos de funcionarios de entidades del Ajedrez y del gobierno nacional. Precisamente, estos últimos le comunicaron su agenda de actos protocolares para los próximos días, el primero de los cuales estaba previsto cumplirse en ese mismo instante, y consistía en depositar una ofrenda florar ante el féretro que guardaba los restos de la señora Eva Perón, en la sede de la Confederación General del Trabajo, atento a que ese día, 26 de julio, se cumplía exactamente un año del fallecimiento de quien fuera la esposa del entonces presidente de la nación. El auto oficial, terminada la ceremonia, lo llevaría a su casa, donde recién podría retomar el encuentro interrumpido con familia y amigos que lo estaban esperando. Pero ya le habían adelantado un nutrido cronograma de presentaciones en distintas ciudades del interior del país para los próximos días. Era evidente que la normalidad todavía estaba muy lejos. 

Panno después del título

El año 1953 fue particularmente exitoso para el joven maestro argentino. Ya venía acumulando tres títulos: los campeonatos juveniles argentino y mundial, además del magistral del Club Argentino. La serie no se interrumpió con el éxito de Copenhague. Aquí sintetizamos sus éxitos inmediatos:

1953 - Campeonato Argentino: Campeón.

1953 - Match por el Campeonato del Club Argentino de Ajedrez: Campeón.

1954 - Zonal Sudamericano: Campeón.

1955 – Interzonal (Gotemburgo): Tercero.

 La excelente actuación del argentino en este último torneo, al menos lo coloca, efectuando un análisis simple, como el sexto jugador del mundo, ya que en la competencia jugaron todas las máximas estrellas del ajedrez de aquel entonces, a excepción de Botvinnik, Smyslov y Reshewsky. Detrás de Panno, se ubicaron jugadores como Petrosian y Spassky, que en algunos años mas se ceñirían la corona  mundial absoluta.

 El mejor jugador nacido en Argentina.

 La carrera ascendente del brillante argentino se vio interrumpida por su decisión de alternar su actividad ajedrecística con la profesión de ingeniero. Esta diversificación mermó su vigoroso ascenso, y lo coloca en una situación por la cual no es posible saber hasta dónde hubiese llegado, cuál hubiese sido su techo competitivo de haberse mantenido con el ajedrez como única actividad profesional.

Nos hemos referido a la posición obtenida por Panno en la elite mundial. Resulta también interesante investigar cuál fue el lugar ocupado por este gran maestro desde la óptica de toda la historia del ajedrez argentino. Ello implica no solo compararlo con sus contemporáneos sino también con los restantes jugadores que a lo largo del tiempo, fue produciendo nuestro país. Gracias a un estudio efectuado por el Profesor Arpad Elo, creador del sistema de ranking que lleva su nombre, fue posible adjudicar en forma retrospectiva el ranking internacional a jugadores a partir de las tablas de los distintos torneos efectuados en diversas partes del mundo. Con este estudio, realizado en la década del 70, fue posible comparar a Lasker con Spassky o a Fischer con Capablanca. Trasladando el estudio al plano nacional, y agregándole los actuales listados de jugadores rankeados contemporáneos, surge la siguiente tabla:

1 Najdorf, Miguel G.M.                                 2635

2 Panno, Oscar G.M.                                   2580

3 Eliskases, Erich G.M.                                2560

4 Sorokin, Maxim G.M.                                2560

5 Felgaer, Ruben G.M.                                2552

6 Bolbochán, Julio G.M.                               2545

7 Zarnicki, Pablo G.M.                                 2536

8 Ricardi, Pablo G.M.                                  2532

9 Pilnik, Hermann G.M.                               2520

10 Sanguinetti, Raúl G.M.                           2520

 

 Panno, Oscar   -   Barda, Yngvar

Mundial Juvenil Preliminar Copehague, 1953

[comentarios:        M.I. Maximiliano Ginzburg]

A continuación, comento una partida que refleja la precisión de su juego para gestar el camino del triunfo.

1.d4 Cf6 2.c4 d6 3.Cf3 g6 Queda planteada la Defensa India de Rey que tantos adeptos tiene en la actualidad.

4.g3 Fiel a su estilo, Oscar elige el camino posicional para eludir variantes complejas. También permite que afloren sus mejores virtudes, que son la paciencia y la evolución estratégica.

4...Ag7 5.Ag2 0-0 6.0-0 Cbd7 [Vale aclarar que la variante más usual hoy en día, lleva el nombre de Oscar. Es la siguiente continuación, que ofrece las mejores perspectivas a las negras. ¡Otro logro más! 6...Cc6 7.Cc3 a6]

7.Cc3 e5 8.e4 exd4 [La decisión de abrir rápidamente el centro, empeora las posibilidades de las negras. La opción era 8...c6 9.h3 Te8 10.Te1 a5 11.Ae3²]

9.Cxd4 Ce5 Simplifica mucho el ordenamiento de piezas blancas. [9...Cg4?! 10.h3 Cge5 11.b3 Cc5 12.Ae3 Te8 13.Dc2 c6 14.Tad1² Bielicki-Letelier, La Habana 1964;

9...a6!? 10.h3²; 9...Te8 10.h3 Cc5 11.Te1 a5 12.Cb3 Cfd7 13.Dc2 a4 14.Cxc5 Cxc5 15.Ae3 c6 16.Tad1² Raicevic - Suba, Alvena 1977.]

10.b3 Te8 [10...Ad7 11.h3 Cc6 12.Ae3 Dc8 13.Rh2 Cxd4 14.Axd4 Ac6 15.Tc1²]

11.Te1 a5 12.Ab2 Ced7 Reconociendo la mala ubicación del caballo.

13.Dc2=+ Cc5 14.Tad1 Ad7 15.h3 La ventaja del blanco estriba en una perfecta armonía de las piezas y por ende de la facilidad para maniobrar.

15...c6 16.Aa3!? Dc7 17.Cf3 b6 18.Ac1 Con estas maniobras preparatorias, se logró debilitar el centro de peones negro. 18...Ted8 19.Af4 Ce8 20.Dd2 Ce6 21.Ah6 Ah8 22.Ae3 Reagrupamiento necesario para ir vulnerando la posición negra.

22...Ac8 23.Cd4 Ab7 24.f4± Oscar logró su objetivo de neutralizar el juego negro y obtener un avance sólido de sus piezas. 24...C8g7 25.g4! c5?! La desesperación del negro, al ver a Oscar avanzar, hace que debilite aún más su posición central para intentar menguar la iniciativa blanca en el flanco rey.

26.Cdb5 Db8 27.f5 Cc7 28.Cxc7 Dxc7 29.f6 Panno logra dejar fuera de juego al alfil negro de "h8" y ése será el factor clave en la definición.

29...Ce6 30.g5 Ac6 31.a4! Td7 32.h4 Te8 33.Cd5! Maniobra decisiva que fuerza la simplificación material que hará resplandecer la ventaja blanca.

33...Axd5 34.exd5 Cf8 35.Af4 Tdd8 36.Txe8 Txe8 37.Te1 Dd7 38.Txe8 Dxe8 39.Ah3! Los alfiles someten a la dama y al caballo negros, obligándolos a resistir desde atrás. 39...De4? Este arrebato tardío en pos de la iniciativa será fuertemente contrarrestado. Era mejor permanecer atrás, aunque la derrota era inminente.

40.De3! Db1+ 41.Rh2 h6 42.Axd6 Db2+ 43.Rg3  1:0

El rey blanco logra liberarse de los jaques, y la posición negra se derrumba. Brillante triunfo de Oscar.