MIGUEL NAJDORF
1910-1997 |
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Cuando en agosto de 1939
desembarcaron en Buenos Aires los equipos de maestros extranjeros
que disputaron la Copa de las Naciones "Hamilton Russell", las nubes
de la tormenta más catastrófica que haya afligido al mundo estaban a
punto de soltar su lluvia de sangre. Buenos Aires fue para esos
hombres, llegados de la Europa en conflicto, algo increíble,
maravilloso. Jugaron al ajedrez en el viejo Politeama de la calle
Corrientes, y en sus rostros se reflejaba, al par que la ansiedad
por la suerte de los suyos, la alegría de sentirse en una tierra
pacífica.
Muchos de ellos se quedaron aquí,
y muchos más regresaron a su patria, para rendirle el tributo de su
sangre. Entre los primeros, Najdorf, Stahlberg, Frydman, Czerniak,
Feigins, Skalicka, Pelikan, Luckis y otros, se incorporaron
rápidamente a la vida argentina, a nuestras costumbres y
modalidades. Sin excepción casi, encontraron techo, mesa, amistad y
trabajo entre nosotros. Y el ajedrez argentino recibió una inyección
formidable.
Pero ninguno de ellos podía ser campeón argentino de
ajedrez, no obstante su magnífico nivel de juego, precisamente
porque no eran argentinos. La participación de los maestros
extranjeros en los Torneos Mayores que anualmente organizaba la
Federación Argentina de Ajedrez (con una regularidad
y puntualidad que hace rato se
añoran en nuestro país) les prestó lucimiento, pero, conforme a la
reglamentación, ninguno de ellos podía ser campeón argentino, si no
se naturalizaba, o si no transcurrían diez años de residencia en el
país.
En 1949, sin embargo, Najdorf y
los demás extranjeros, ya podían aspirar al título. Y era tanta la
convicción de que el gran maestro polaco no tenía rivales que le
hicieran frente, que una crónica de la época escribía: "Ahora, a
diez años de su arribo, tendremos a un gran maestro internacional
como campeón argentino de ajedrez..." Y, por supuesto, se refería a
Najdorf.
Veinticuatro participantes tenía
el Torneo Mayor de 1949: divididos en dos grupos, los cinco primeros
en cada uno de ellos disputarían la rueda final.
Pero a esos diez privilegiados,
se agregaba -según la reglamentación acordada- el glorioso nombre de
Miguel Najdorf, ahora ya argentino.
La FADA entendió que un hombre
clasificado como "gran maestro internacional" no debía participar en
una prueba eliminatoria.
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Y ya se preveía que el maestro
polaco-argentino ganaría el "torneo de los once" y podría disputar
el match por el título argentino frente a Julio Bolbochán.
Los maestros participantes
fueron: Guimard, Iliesco, Fenoglio, Czerniak, Luckis, Reinhardt,
Feigins, Marini, Sanguinetti, Shocrón, Espósito, Benko, Piro,
Beretta, Corte, Wexler, Casas, Huguet, Dodero, Ramadán, Martínez,
Bahamonde y Lerner.
La historia siguiente ya la
conocemos; Najdorf ganó el torneo y el match, y obtuvo su primer
título argentino. Y siguió jugando en años sucesivos el Torneo
Mayor, a pesar de su neta superioridad sobre el resto. Al respecto,
transcribimos una crónica de Carlos Guimard, en medio del Torneo
Mayor de 1951:
"Refiriéndose a la participación
de Najdorf, me decía un jugador:
-¿Para qué juega? ¿No sería mejor
que se lo declarara campeón fuera de concurso?
Yo lo miré extrañado y le
respondí:
-No veo el motivo. Al contrario, pienso que Najdorf
debe seguir jugando los torneos por el título; su participación,
aparte de jerarquizar las pruebas, estimulará a quienes se sientan
con condiciones a progresar para borrar la diferencia, para estar
más cerca de él. Algún día se conseguirá esto. No jugando Najdorf se
tiene una impresión equivocada de lo que es el ajedrez, de los
secretos profundos que esconde, de sus innúmeras
exigencias. No se debe andar con
el paso cambiado. O se juega ajedrez o se piensa en su progreso, o
se lo deja. No hay términos medios. ¡A estudiar, señores! Y a no
equivocarse. Jugando con quien sabe más hasta se disciplina la
mente. Que en este torneo se han cometido montañas de errores. Ya
mencioné hasta los míos.
Sólo Najdorf ha jugado buen
ajedrez. Su tenacidad, sus conocimientos, su permanente espíritu de
lucha, constituyen para los ajedrecistas argentinos el mejor
ejemplo. Para todo esto juega Najdorf.
Con Grau teníamos un pacto
tácito: amigos siempre y cuando no nos separa un tablero. Con
Najdorf ocurre algo semejante. Así, cuando jugamos, es él, Miguel
Najdorf, gran maestro internacional, y yo soy Carlos Guimard,
maestro internacional.
Venía él de
ganarle a Rossetto cuando se midió conmigo. A la duodécima ronda
tenía dos puntos de ventaja. Emotivo y de calidad el combate que me
puso frente a frente con Najdorf. Hasta ese momento, el gran maestro
llevaba realizado el ciento por ciento del score ideal, y aunque el
primer puesto asegurado absolutamente, el espíritu deportivo, con su
exigencia del triunfo más amplio, por mayor diferencia, le obligaba
a empeñar todo el esfuerzo.
Intensa en el
medio juego, luego de un planteo un tanto personal, tanto por
blancas como por negras de la partida holandesa. 1.d4 e6 2.Cf3 f5
3.g3 Cf6 4.Ag2 Ae7 5.0-0 0-0 6.c4 d5 7.b3 c6 8.Ab2 Ce4 9.e3 Ad7
10.Ce5 Ae8 11.f3 Cd6 12.Cd2 Cd7 13.Cd3 Con jugadas naturales,
Najdorf parecía haber obtenido una ventaja en la apertura, sobre
todo si contemplamos la posición después de la jugada del texto. Las
negras ven su campo de acción reducido y para librar el juego
realizan una larga maniobra de carácter táctico. 13...dxc4 14.bxc4
c5 15.f4 Tc8 16.Tc1 b6 17.Ce5 Cf6 18.h3 Las blancas no están
conformes con la nueva situación e inician un plan de ataque,
mediante el avance de los peones del flanco rey, y por poco no
cosechan su fruto.
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18...Tc7 19.g4 Dc8 20.g5 Cfe4
21.Cxe4 fxe4 22.d5 Rh8 23.Tf2 exd5 24.Dxd5 Cf5 En esta jugada las
negras resuelven entregar material para aliviar la tensión, oferta
que es rechazada, y prefieren, en cambio, la igualdad material, pero
una poderosa situación de ataque. 25.Axe4 Cxe3 26.Dd3 Cf5 27.Te1 Ag6
28.h4 Ah5 29.Td2 Td8 30.Dxd8+ El reloj comienza a apremiar a mi
rival, mas en esta jugada realiza un espectacular sacrificio de dama
que por lo menos parece asegurar el empate, dejando abierto
promisorias continuaciones, ya sea con 31.Ag4! o bien 31.Cc6,
siempre basando el ataque en la debilidad de la octava horizontal.
30...Axd8 31.Axf5 Da8 32.Ae4 Dc8 33.Af5 1/2-1/2 Con falta de tiempo
se repitieron las jugadas y terminó tablas."
El mismo Guimard reconoce que
Najdorf tenía razón aún cuando su frase podría parecer pedante: "Yo
juego para el público" acostumbraba decir el flamante ciudadano
argentino. Guimard lo corrobora en su crónica: "Está jugando tan
bien que hasta se permite el lujo de jugar para el público, como él
dice. Tal ocurrió en su encuentro con Rebizzo, que ganó
espectacularmente. Con todo, le pasó por alto un detalle: al
realizar el remate sacrificó un alfil y dio mate, pero no advirtió
que su rival podía a su vez sacrificarle dama por torre y caballo,
con lo cual prolongaba la lucha en un final difícil en extremo de
dama contra aquellas piezas; eso al menos le costaba una sesión de
suspendidas y treinta jugadas más. En general, sus partidas son
cuidadosas, instructivas. Excelentes sus victorias sobre Puiggros y
Martín."
"No debemos olvidar que Najdorf
es actualmente uno de los cinco mejores grandes maestros del mundo.
Detrás de él la lucha es tan equilibrada que aún llevando tres
puntos perdidos se va entre los punteros. Es que este segundo puesto
tan reñido es, a ojos cerrados, un primero".
NAJDORF
Por
Oscar R. Panno
"Miguel Najdorf fue el mejor de todos los ajedrecistas que quedaron
en nuestro país después del Torneo de las Naciones de 1939. A partir
de su radicación en nuestro medio contribuyó a formar una nueva
generación de ajedrecistas. Cuando ingresé al ámbito del ajedrez
superior pude calibrar su capacidad en todo sentido; por su talento,
su gran amor al juego ciencia y su irrenunciable entusiasmo.
Era un apasionado, comparable al gran Viktor Korchnoi que escribió
un libro llamado 'El ajedrez es mi vida'. El también hubiera podido
suscribir
.ese
.título.
Le interesaba cualquier partida y no solamente las propias. En las
Olimpíadas intervenía en la preparación de sus compañeros y en caso
de suspendidas no dormía para analizar
.las
.posibilidades.
Hizo mucha escuela casi sin proponérselo, a través de los buenos
jugadores que por su nivel merecieron rodearlo. Un ejemplo de su
gran capacidad en la investigación ajedrecista lo constituye el
desarrollo de su famosa variante de la Defensa Siciliana que por
mucho tiempo se consideró que refutaba la apertura del peón rey y
que tuvo un brillante reinado hasta promediar la década del 50. Aún
hoy, combatida y defendida por nuevos análisis, tiene plena vigencia
como la tienen las enseñanzas y la pasión por el ajedrez que nos ha
transmitido el gran Don Miguel..."
(Diario
Clarín, 5/7/1997) |
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