OSCAR PANNO
A 50 años de una hazaña
Por Enrique Arguiñariz |
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El 21 de julio de 2003, se
cumplió medio siglo del día en que el ajedrez argentino conquistó su
primer título mundial. Fue en Copenhague, Dinamarca, en ocasión de
disputarse el II Campeonato Mundial Juvenil y el autor de la hazaña
fue el hoy Gran Maestro Oscar Panno, que en aquel entonces contaba
con 18 años de edad.
Fue, además, el segundo título
mundial que conquista un ajedrecista latinoamericano desde que el
cubano José Raúl Capablanca obtuviera el Campeonato Mundial
(absoluto) en 1921.
Madurando campeones
Luego de los acontecimientos de
1939, por los cuales varios de los mejores jugadores del planeta
optaron por quedarse a vivir en Argentina, pasó a un segundo plano,
por mucho tiempo, la desventaja estructural de nación alejada de los
centros de competición del ajedrez que padecía nuestro país. Se
hacían competencias locales, en las que participaban, en su carácter
de residentes o de ciudadanos argentinos naturalizados, jugadores de
la talla de Najdorf, Sthalberg, Eliskases, Reinhardt, Pelikan y
muchos otros. Se puede decir que en aquellos años, en la Argentina,
se estaban dando las condiciones para generar jugadores de alta
calificación internacional.
De Saavedra a la alta
competencia
Hubo
cuatro momentos en la infancia de Panno que definieron lo que sería
su romance con el ajedrez:
Primero, la compra, por parte de
su padre, de un juego de ajedrez para que él y su hermano César se
entretuvieran dentro del hogar los días de lluvia. Esto implicó la
necesidad de obtener alguna información sobre sus reglas por parte
de Don Francisco Panno, quien además de un eficiente mecánico de
autos era un entusiasta aficionado. Pero todavía, para Oscar, el
significado que podía tener este juego no se diferenciaba mucho del
que podían tener el dominó o el ludo.
En segundo lugar, el
descubrimiento accidental de una colección casi completa de la
revista “Leoplán” en el desván de su casa natal de la calle Mariano
Acha, de Saavedra. Junto con su hermano observó que en cada número
había una sección fija sobre ajedrez que se titulaba “Entre las
Torres”, a cargo del maestro Roberto Grau. Estos artículos,
oportunamente compilados por su autor, conformarían más tarde la
base de lo que hoy conocemos como el “Tratado General de Ajedrez”,
aún hoy una de las mas completas obras didácticas sobre el
juego-ciencia.
En tercer término, el ingreso de
Oscar y César al Club Atlético River Plate. El objetivo era tener
acceso a la pileta del club y a otras instalaciones deportivas, pero
en algún sector del pasillo que corre debajo de las tribunas lo
estaba aguardando, para no abandonarlo más, la sala de ajedrez, a la
que ambos hermanos comenzaron a concurrir asiduamente y a competir
en torneos de cuarta e infantiles.
Y la última jugada que el destino
hilvanó para juntar a Panno con el ajedrez de elite, fue el ingreso,
poco después, del maestro Julio Bolbochán como profesor de ajedrez
del Club River Plate. A partir de entonces, se plasmó una óptima
relación alumno – docente entre ambos. Panno no se sentaba a
escuchar pasivamente lo que su maestro decidiera mostrar en cada
clase: durante la semana, investigaba y anotaba dudas o dificultades
que luego trasmitía a Bolbochán. Y este último las respondía con su
proverbial solvencia técnica y pedagógica.
La sola enumeración de sus
primeros torneos, da cuenta de la increíble velocidad de su
progreso:
1947: Juega su primer torneo, el
interno de cuarta de River Plate.
1950: Torneo infantil “Libertador
Gral. San Martín: Campeón.
1951: Torneo Selección para el I
Campeonato Mundial Juvenil: Subcampeón.
1951: Torneo Nacional de Segunda
Categoría: Campeón.
1952: Torneo Selección de Primera
Categoría: Quinto.
1952: Memorial Benito Villegas:
Subcampeón. (Fue su primer magistral)
1952: Torneo Mayor de la F.A.D.A.:
Campeón.
1953: Campeonato Argentino
Juvenil: Campeón (Con este resultado obtiene el derecho a jugar el
Mundial Juvenil de 1953).
Los
preparativos para Copenhague
En el verano de 1953, apenas
consagrado Campeón Argentino Juvenil, Panno inició su preparación
para el II Mundial Juvenil para menores de 20 años, a disputarse en
Copenhague (Dinamarca) cinco meses después. Estaba descartado que
Bolbochán sería su entrenador y, en tal carácter, el experimentado
profesor no necesitó imponer un rígido programa para garantizar
llegar en buena forma al compromiso. Fue el propio Panno quien
propuso un exigente plan de trabajo, y Bolbochán lo aceptó de muy
buena gana. “Sólo” tuvo que aportar su enorme capacidad didáctica,
fruto de su profunda comprensión del juego, su alta experiencia
internacional y su elevado concepto en los aspectos teóricos y
estratégicos del juego. Y también, por supuesto, buena parte de su
tiempo: las reuniones con el entrenador solían iniciarse a las nueve
de la mañana, y se prolongaban hasta altas horas de la noche. La
disciplina y la constancia indispensables para llegar al objetivo
quedaron en manos del joven Panno, y a partir de aquel verano del 53
la realidad cotidiana de la casa de Saavedra parecía esfumarse tras
una neblina en donde sólo piezas y casillas de ajedrez se veían
nítidamente. Alguna tarde, Panno preguntó a sus padres qué estaba
pasando afuera que había mucho griterío, a lo que alguien le
respondió “Hoy es carnaval”.
Haciendo un paneo de los rivales que lo aguardaban en
Copenhague, el más temible era el Yugoeslavo Borislav Ivkov que,
además de haber sido el ganador de la edición anterior, contaba con
un par de años más de edad que Panno, lo que implicaba dos años más
de experiencia europea en el ajedrez de alta competencia. No era
poco.
También eran de cuidado Darga,
Penrose, Olaffsson y Larsen.
La gran ventaja que otorgaba
nuestro compatriota era la actualización teórica. Recordemos que en
aquellos tiempos no era posible bajar de internet los torneos
magistrales que se estaban disputando. Había que apoyarse en las
revistas europeas especializadas, como “Shajmaty”, que habitualmente
estaban a disposición de los
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ajedrecistas locales casi un año
después de haberse editado.
Para suplir esto, Panno hoy
sostiene que esto obligaba a hacer un trabajo muy profundo sobre el
escaso material del que se disponía, tratando de desentrañar los
fundamentos de las ideas a fin de anticiparse a la evolución que las
mismas estaban explicitando sobre el tablero en los torneos de
grandes maestros.
El Magistral de Ajedrez del Club
Argentino, jugado en mayo de 1953, lo ganó precediendo a un Gran
Maestro, Herman Pilnik, y maestros de la talla de Héctor Rossetto y
Raúl Sanguineti. Además de ser un oportuno testeo de su grado de
preparación deportiva con vistas al mundial, constituyó su éxito más
resonante hasta ese momento y le dio derecho a desafiar al campeón
de la entidad, el maestro Luis Piazzini. Y también le suministró una
buena dosis de confianza en el éxito.
Primer desafío: la preliminar
El 27 de junio de 1953, la
pequeña delegación argentina, compuesta por Oscar Panno y su
entrenador, Julio Bolbochán, partió de Ezeiza rumbo a Copenhague. La
duración de un viaje en avión hacia aquellas latitudes era casi el
triple que la actual: 36 horas. De los competidores, el argentino
era el que venía de más lejos.
Debemos hacer hincapié que en
aquellos tiempos, la estructura de estos importantes eventos era
considerablemente precaria. A modo de ejemplo, el alojamiento de los
jugadores y entrenadores estaba previsto realizarse en casas de
familia. En la distribución de plazas, a Panno y Bolbochán le
tocaron dos casas distintas, cosa que fue objetado por este último,
ya que dificultaría la posibilidad de que entrenador y entrenado
pudieran reunirse con la frecuencia que la competencia exigía. Así
fue como ambos decidieron costearse un modesto hotel cercano a la
estación Osteport en las afueras de la ciudad, comunicado con la
sala de juego en la sede del diario “Politiken” mediante un tren que
se desplazaba por un viaducto tipo trinchera.
Los días del torneo fueron una
vorágine de ajedrez, que casi no permitió pensar en otra cosa.
Ver partidas del rival del día,
jugar la fecha, analizar la eventual suspendida, comenzar a revisar
antecedentes del rival de la fecha siguiente, hacer ajustes en las
líneas teóricas... Esa era la dura rutina de Panno y Julio Bolbochán
durante aquel intenso mes de julio de 1953. El único descanso que se
permitía el equipo argentino, era dar algún corto paseo por el
parque que se extendía al frente del hotel, el cual tenía
reminiscencias de los porteños bosques de Palermo.
Respetando la clásica nocturnidad
del ajedrez, aquellas jornadas terminaban a las tres de la
madrugada, lo que puso en evidencia una más de las múltiples
limitaciones del servicio de hotelería contratado: las habitaciones
no contaban con persianas, postigos o cortinas pesadas que permitan
oscurecerlas. Dada la época –inicios del verano europeo- y la
ubicación geográfica de Copenhague, era precisamente a las tres de
la madrugada cuando amanecía y un sol potentísimo iluminaba cada
rincón del dormitorio. El ingenio de los argentinos, esta vez
aplicado a la modesta posibilidad de dormir, consistió en tapar con
una frazada sobrante el ventanal que desafiaba al sol.
La competencia estaba
estructurada en dos grupos preliminares de diez jugadores cada uno,
correspondiéndoles a los cuatro primeros de cada uno pasar a la
final. Panno comenzó bien, cediendo solo tres empates en las cinco
primeras partidas, para luego caer ante el suizo Keller en la sexta
ronda.
Borislav Ivkov, ganador de la
edición anterior y gran favorito del certamen, fue su rival en la
séptima. Según nos cuenta hoy Panno, el esquema de Siciliana Dragón
que se jugó fue un genuino producto del laboratorio de Bolbochán.
Ganó Oscar y esta victoria templó el espíritu del argentino,
constituyendo toda una licencia para seguir soñando. Con un nuevo
triunfo en la octava rueda, quedó asegurada su clasificación para la
final.
La preliminar “A” culminó con el
triunfo de Ivkov con 7 puntos, seguido por Panno y Olafsson con 6.
En la cuarta plaza se produjo un empate entre Persitz y Keller con
4,5 puntos, igualdad que persistió al aplicar el sistema Sonneborn –
Berger, lo que motivó que se definiera de manera insólita:
revoleando una moneda. El beneficiario resultó ser el suizo Keller.
El grupo “B” lo ganó el alemán
Darga con 6,5 puntos, seguido con un triple empate en los otros tres
puestos clasificatorios, entre Penrose, Sherwin y Larsen con 6
puntos cada uno.
Larsen muy probablemente debió
haber sido el ganador de su grupo, pero un curioso incidente le
costó el puesto: había suspendido en posición equilibrada con el
italiano Scafarelli, y en la mañana en que debía reanudarse el
juego, le ponen en marcha el reloj al danés, que no aparece por la
sala de juego. Cuando, finalmente, la flecha del reloj sanciona a
Larsen, los organizadores, preocupados, tratan de localizarlo, ante
la posibilidad de que algo malo le hubiese ocurrido. Y lo encuentran
plácidamente dormido, en su habitación. Años después, sus amigos no
perdían oportunidad de recordarle, jocosamente, el hecho, pero
Larsen, hombre de excelente sentido del humor, les respondía: “Si,
ya sé que perdí. El cero me lo pusieron. ¡Pero no saben lo bien que
dormí aquella mañana! ”
El precio de la gloria
Panno tenía, seguramente, dos
objetivos. El primero ya lo había obtenido, era campeón mundial. El
segundo surgió después, como consecuencia de los cinco meses de dura
preparación y del intenso mes del torneo: quería volver a su país, a
su casa del barrio de Saavedra, volver a ver a sus padres, sus
hermanos, los amigos, los compañeros de 6º año del Otto Krause. Para
acelerar ese retorno, había incluso rechazado una invitación del
gobierno argentino para pasar quince días de vacaciones en París,
con todos los gastos pagos. Quería, en definitiva, volver a la
normalidad. Y no sabía que para eso todavía tenía que esperar
bastante tiempo. En principio, acababa de convertirse en una figura
relevante, un hombre público, un embajador del deporte y la juventud
argentina ante el mundo, un ejemplo para millones de jóvenes
argentinos, y demás conceptos que incesantemente vertían la prensa,
los locutores de radio y los funcionarios gubernamentales. Desde el
momento de su coronación, y por algún tiempo, su vida no sería la
misma, ya no sería dueño de todos sus actos. Y esto significaba, ni
mas ni menos, que no todos los telegramas, comunicados de prensa o
dedicatorias de su éxito, que llevasen su firma, hubiesen pasado por
sus manos. Ni tampoco su agenda diaria, de aquí en mas, dependería
exclusivamente de él.
Seguramente, pensaría en esto
el joven campeón cuando, cerca de la medianoche del 26 de julio de
1953, un automóvil oficial de color negro lo conducía velozmente por
lo que hoy es la Autopista Ricchieri, hacia la Capital Federal. De
la gente de su entorno, sólo lo acompañaba su inefable analista y
amigo, Julio Bolbochán. Pocos minutos antes, el DC 6 de Aerolíneas
Argentinas que los trajo de regreso había tocado pista en Ezeiza. Al
ansiado y emocionado encuentro con sus seres queridos, que lo
pudieron saludar apenas unos minutos, le sucedió el corte abrupto
del asedio de la prensa y los saludos de funcionarios de entidades
del Ajedrez y del gobierno nacional. Precisamente, estos últimos le
comunicaron su agenda de actos protocolares para los próximos días,
el primero de los cuales estaba previsto cumplirse en ese mismo
instante, y consistía en depositar una ofrenda florar ante el
féretro que guardaba los restos de la señora Eva Perón, en la sede
de la Confederación General del Trabajo, atento a que ese día, 26 de
julio, se cumplía exactamente un año del fallecimiento de quien
fuera la esposa del entonces presidente de la nación. El auto
oficial, terminada la ceremonia, lo llevaría a su casa, donde recién
podría retomar el encuentro interrumpido con familia y amigos que lo
estaban esperando. Pero ya le habían adelantado un nutrido
cronograma de presentaciones en distintas ciudades del interior del
país para los próximos días. Era evidente que la normalidad todavía
estaba muy lejos. |
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Panno después del título
El año 1953 fue particularmente
exitoso para el joven maestro argentino. Ya venía acumulando tres
títulos: los campeonatos juveniles argentino y mundial, además del
magistral del Club Argentino. La serie no se interrumpió con el
éxito de Copenhague. Aquí sintetizamos sus éxitos inmediatos:
1953 - Campeonato Argentino:
Campeón.
1953 - Match por el Campeonato
del Club Argentino de Ajedrez: Campeón.
1954 - Zonal Sudamericano:
Campeón.
1955 – Interzonal (Gotemburgo):
Tercero.
La excelente actuación del
argentino en este último torneo, al menos lo coloca, efectuando un
análisis simple, como el sexto jugador del mundo, ya que en la
competencia jugaron todas las máximas estrellas del ajedrez de aquel
entonces, a excepción de Botvinnik, Smyslov y Reshewsky. Detrás de
Panno, se ubicaron jugadores como Petrosian y Spassky, que en
algunos años mas se ceñirían la corona mundial absoluta.
El
mejor jugador nacido en Argentina.
La carrera ascendente del
brillante argentino se vio interrumpida por su decisión de alternar
su actividad ajedrecística con la profesión de ingeniero. Esta
diversificación mermó su vigoroso ascenso, y lo coloca en una
situación por la cual no es posible saber hasta dónde hubiese
llegado, cuál hubiese sido su techo competitivo de haberse mantenido
con el ajedrez como única actividad profesional.
Nos hemos referido a la posición
obtenida por Panno en la elite mundial. Resulta también interesante
investigar cuál fue el lugar ocupado por este gran maestro desde la
óptica de toda la historia del ajedrez argentino. Ello implica no
solo compararlo con sus contemporáneos sino también con los
restantes jugadores que a lo largo del tiempo, fue produciendo
nuestro país. Gracias a un estudio efectuado por el Profesor Arpad
Elo, creador del sistema de ranking que lleva su nombre, fue posible
adjudicar en forma retrospectiva el ranking internacional a
jugadores a partir de las tablas de los distintos torneos efectuados
en diversas partes del mundo. Con este estudio, realizado en la
década del 70, fue posible comparar a Lasker con Spassky o a Fischer
con Capablanca. Trasladando el estudio al plano nacional, y
agregándole los actuales listados de jugadores rankeados
contemporáneos, surge la siguiente tabla:
1 Najdorf, Miguel G.M.
2635
2 Panno, Oscar G.M.
2580
3 Eliskases, Erich G.M.
2560
4
Sorokin, Maxim G.M.
2560
5 Felgaer, Ruben G.M.
2552
6 Bolbochán, Julio G.M.
2545
7 Zarnicki, Pablo G.M.
2536
8 Ricardi, Pablo G.M.
2532
9 Pilnik, Hermann G.M.
2520
10
Sanguinetti, Raúl G.M.
2520
Panno,
Oscar - Barda, Yngvar
Mundial Juvenil Preliminar
Copehague, 1953
[comentarios: M.I.
Maximiliano Ginzburg]
A continuación, comento una
partida que refleja la precisión de su juego para gestar el camino
del triunfo.
1.d4 Cf6 2.c4 d6 3.Cf3
g6 Queda planteada la Defensa India de Rey
que tantos adeptos tiene en la actualidad.
4.g3
Fiel a su estilo, Oscar elige el camino posicional para eludir
variantes complejas. También permite que afloren sus mejores
virtudes, que son la paciencia y la evolución estratégica.
4...Ag7 5.Ag2 0-0 6.0-0
Cbd7 [Vale aclarar que la variante más
usual hoy en día, lleva el nombre de Oscar. Es la siguiente
continuación, que ofrece las mejores perspectivas a las negras.
¡Otro logro más! 6...Cc6 7.Cc3 a6]
7.Cc3 e5 8.e4 exd4
[La decisión de abrir rápidamente el centro, empeora las
posibilidades de las negras. La opción era 8...c6 9.h3 Te8 10.Te1 a5
11.Ae3²]
9.Cxd4 Ce5
Simplifica mucho el ordenamiento de piezas blancas. [9...Cg4?! 10.h3
Cge5 11.b3 Cc5 12.Ae3 Te8 13.Dc2 c6 14.Tad1² Bielicki-Letelier, La
Habana 1964;
9...a6!? 10.h3²; 9...Te8 10.h3
Cc5 11.Te1 a5 12.Cb3 Cfd7 13.Dc2 a4 14.Cxc5 Cxc5 15.Ae3 c6 16.Tad1²
Raicevic - Suba, Alvena 1977.]
10.b3
Te8 [10...Ad7
11.h3 Cc6 12.Ae3 Dc8 13.Rh2 Cxd4 14.Axd4 Ac6 15.Tc1²]
11.Te1 a5 12.Ab2 Ced7
Reconociendo la mala ubicación del caballo.
13.Dc2=+ Cc5 14.Tad1 Ad7
15.h3 La ventaja del blanco estriba en una
perfecta armonía de las piezas y por ende de la facilidad para
maniobrar.
15...c6 16.Aa3!? Dc7
17.Cf3 b6 18.Ac1 Con estas maniobras
preparatorias, se logró debilitar el centro de peones negro.
18...Ted8 19.Af4 Ce8 20.Dd2 Ce6 21.Ah6 Ah8 22.Ae3 Reagrupamiento
necesario para ir vulnerando la posición negra.
22...Ac8 23.Cd4 Ab7
24.f4± Oscar logró su objetivo de
neutralizar el juego negro y obtener un avance sólido de sus piezas.
24...C8g7 25.g4! c5?! La desesperación del negro, al ver a
Oscar avanzar, hace que debilite aún más su posición central para
intentar menguar la iniciativa blanca en el flanco rey.
26.Cdb5 Db8 27.f5 Cc7
28.Cxc7 Dxc7 29.f6 Panno logra dejar fuera
de juego al alfil negro de "h8" y ése será el factor clave en la
definición.
29...Ce6 30.g5 Ac6
31.a4! Td7 32.h4 Te8 33.Cd5! Maniobra
decisiva que fuerza la simplificación material que hará resplandecer
la ventaja blanca.
33...Axd5 34.exd5 Cf8
35.Af4 Tdd8 36.Txe8 Txe8 37.Te1 Dd7 38.Txe8 Dxe8 39.Ah3!
Los alfiles someten a la dama y al caballo negros, obligándolos a
resistir desde atrás. 39...De4? Este arrebato tardío en pos
de la iniciativa será fuertemente contrarrestado. Era mejor
permanecer atrás, aunque la derrota era inminente.
40.De3!
Db1+ 41.Rh2 h6 42.Axd6 Db2+ 43.Rg3
1:0
El rey blanco logra liberarse de
los jaques, y la posición negra se derrumba. Brillante triunfo de
Oscar.
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