JORGE RUBINETTI (M.I.) |
Nuestro entrevistado, el Maestro
Internacional Jorge A. Rubinetti, aprendió los rudimentos del juego
en su casa paterna a los doce años y durante algún tiempo su padre y
su hermano mayor fueron sus únicos contrincantes. Descubre
accidentalmente el “Círculo de Ajedrez De Villa del Parque” donde
inicia una vertiginosa carrera, ganando sucesivamente los torneos de
4ª, 3ª, 2ª categoría y competencias juveniles que lo llevan a
representar a la Argentina en el Campeonato Mundial para menores de
20 años, realizado en La Haya, Holanda, en 1961. Había transcurrido
un año y medio desde su ingreso al C.A.V.P.
Recordemos algunos éxitos de su
extensa carrera.
Campeón Juvenil
Argentino en 1962. Campeón
Metropolitano Superior en 1965.
Maestro Internacional:
obtiene el título en el Torneo Zonal de Mar del Plata de 1969.
Se adjudicó el
Campeonato Argentino Superior en cuatro oportunidades, en los
años 1971, 1983, 1988 y 1991.
Representó a la Argentina en las
Olimpíadas de Lugano (Suiza) 1968, Siegen (Alemania)
1970, Skopje (Yugoslavia) 1972, Niza (Francia) 1974,
La Valetta (Malta) 1980, Lucerna (Suiza) 1982,
Lucerna 1985, Thesalonica (Grecia) 1988 y Manila
(Filipinas) 1992.
Participó en los Torneos
Interzonales de Palma de Mallorca (Islas Baleares, España) en
1970 y Toluca (México) en 1982.
Ganó alrededor de cincuenta
torneos nacionales e internacionales, pudiendo citarse entre los más
importantes a los de Mar del Plata 1971, Zárate 1972,
Quito (Ecuador) 1975, Mercedes (Uruguay) 1975, Aguadilla (Puerto
Rico) 1988, San Pablo (Brasil), 1972, Mar del Plata 1985, Villa
Carlos Paz 1985, entre otros.
Fue Campeón del Círculo de
Ajedrez de Villa del Parque de 1967 a 1973.
Recibió el Olimpia de Plata
en 1988. Obtuvo norma de Gran Maestro Internacional en
el año 1991.
Desde 1993 dirige la Sala de
Ajedrez del “Jockey Club” de Buenos Aires, actividad que lo
aleja de la práctica del ajedrez magistral. No obstante, interviene
ocasionalmente en torneos.
Fue Presidente del Círculo de
Ajedrez de Villa del Parque de 1989 a 1992.
NC- Se
dice que usted buscaba la perfección en sus partidas, hecho que le
acarreaba problemas
de tiempo, ¿qué nos puede decir al respecto?
JAR- Es
verdad. En mis comienzos no me conformaba con hacer una jugada
"buena". Debía ser la mejor. Pero esa visión tan alejada del ajedrez
práctico me llevaba a quedar extremadamente apurado por tiempo.
Hacer quince o veinte jugadas en pocos minutos para llegar al
primer control de la 40ª jugada era lo habitual en mis partidas.
Paradójicamente en esos momentos me satisfacía encontrar simplemente
una jugada aceptable que no estropee la posición. Demás está decir
que los errores eran inevitables. Por supuesto que el origen del
apuro de tiempo tiene otros componentes, algunos ajedrecísticos y
otros meramente psicológicos. Personalmente, hace ya muchos años que
superé esa "enfermedad" sin saber realmente el motivo de mi " cura".
Supongo que fueron la experiencia, mis mejores conocimientos de las
aperturas y de los temas del medio juego, sumados a una mayor
seguridad adquirida con la experiencia.
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- ¿Cuáles fueron las partidas que
más le han marcado y por qué?
JAR-
Recuerdo especialmente dos. Una, mi victoria sobre el gran maestro
Milan Matulovic en la Olimpíada de Lugano, Suiza, en 1968. Jugábamos
contra Yugoslavia. Najdorf, Panno y Sanguineti habían empatado sus
respectivas partidas contra los grandes maestros Gligoric, Ivkov y
Matanovic. Mi rival me ofrece tablas en una posición en la que a
cambio de la calidad por mí entregada obtengo gran compensación.
Sabía que mi posición era ventajosa, pero el reloj apremiaba.
Consulté con el capitán de mi equipo, don Miguel Najdorf, quien
responde: - ¡Hacé lo que quieras, pibe!.
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Era la contestación que
esperaba para seguir la lucha.
Continuamos la partida rodeados por los integrantes de ambos
equipos, fiscales y el público. Algunos de ellos, como alguien
comentó graciosamente, cómodamente “sentados” sobre los hombros de
los jugadores. El apuro de tiempo me hizo olvidar la tremenda
presión de jugar bajo la mirada de tan selecto jurado. Superado el
apuro de tiempo suspendo en posición ganadora. A la mañana siguiente
mi adversario prolongó su agonía al continuar un final sin
esperanzas de Alfil y cinco peones contra su Torre. Este importante
triunfo le posibilitó a la Argentina vencer al equipo Subcampeón
mundial de ese año y uno de los mejores del mundo de aquellos
tiempos.
Muy
importante fue también mi victoria sobre Daniel Cámpora en la última
ronda del Campeonato Argentino de La Plata en 1982. Me impuse en
emotiva lucha que se prolongó por 88 jugadas y casi ocho horas de
juego. Por ser la última ronda no habría suspendidas y las partidas
deberían jugarse hasta su definición. El salón estaba repleto de
público y autoridades invitadas a la ceremonia de clausura, pero la
realización de este acto se demoró más de lo predecible. Un enorme
tablero mural reproducía nuestras jugadas. A poco de salir de la
apertura realizo una interesante entrega de calidad a cambio de
pequeñas compensaciones estratégicas. Luego de largas y lentas
maniobras, siempre con pequeña ventaja de mi parte, surgen grandes
complicaciones, que me son favorables. Cuando Cámpora inclina su
Rey, una jugada antes de recibir mate, un cerrado aplauso coronó mi
victoria. Provoqué así un quíntuplo empate en el primer puesto entre
Luis Bronstein, Jorge Gómez Baillo, Juan Carlos Hase y nosotros.
Esta partida me abrió el camino a la conquista de mi segundo título
de Campeón Argentino.
En el Torneo desempate a
doble vuelta jugado al siguiente año en San Fernando del Valle de
Catamarca, y sin la presencia de Cámpora, vencí en buena forma, con
cuatro victorias y dos empates, uno de ellos en la última ronda
cuando ya era inalcanzable
NC- ¿Recuerda alguna anécdota ocurrida en algún
torneo que nos pueda contar?
JAR- Recuerdo lo sucedido
en dos de mis encuentros con el maestro oriundo de Bahía Blanca,
Emilio Ramírez. En nuestra partida del Campeonato Argentino de
Quilmes de 1980, luego de hacer mi jugada secreta, se acercan varios
participantes a la mesa a evaluar la posición, sugiriendo cada uno
distintas alternativas. Muestro la posibilidad de mover mi caballo a
una casilla donde puede ser capturado por un peón adversario, pero
nadie la consideró seriamente. Cuando reanudamos la partida mi rival
se sintió algo sorprendido al ver que ésa fue precisamente la jugada
bajo sobre. Logré la victoria en forma matemática diez jugadas más
tarde. Al rendirse comenta que no analizó el sacrificio, pues
consideró que si yo lo mostraba sin duda era porque no lo había
efectuado. De todas maneras era absolutamente correcto. Años
después, en el Campeonato Argentino de La Plata de 1982, con el
mismo contrincante nuevamente me toca realizar la jugada secreta.
Aparenta existir un sólo camino que desemboca en un final ventajoso
para mí. Sin embargo, adentrándome en el análisis descubro una
posibilidad increíble. ¡Entregar un caballo por solamente un Peón
que apenas se encuentra en la cuarta fila!. Era imposible calcular
el sinnúmero de variantes que se originaban, pero percibí las
enormes posibilidades que ofrecía. A pesar del riesgo que implicaba
decidí efectuarlo. Entrego el sobre y como era habitual en las
épocas lejanas de las partidas suspendidas, varios jugadores se
acercan a estimar la posición. La primera jugada que muestro es el
sacrificio de la pieza, que recuerdo provocó hilaridad entre los
maestros presentes. Incluso alguien llegó a afirmar:¡¡Estoy seguro
que no fue tu jugada!!. Cuando reanudamos Emilio no salía de su
asombro al ver que realmente esa fue la secreta. Aunque en mis
análisis no había encontrado ningún camino forzado a la victoria, la
defensa era muy dificultosa. Mi rival no pudo encontrarla frente al
tablero. Ramírez se reía mucho cuando comentaba: la primera vez
indicaste la entrega de un caballo, no te creí y la realizaste. La
segunda vez señalaste también un sacrificio insospechado, Supuse,
esta vez es mentira, pero tampoco acerté. Quiero aclarar que ninguna
de las especulaciones sicológicas de mi rival pasaron por mi cabeza.
Simplemente
estaba ansioso por conocer cuanto antes los secretos de la posición
NC- ¿Cuál es
su parecer respecto de las computadoras y la Internet en el
ajedrez?
JAR-
Los avances en la informática aplicada al ajedrez son notables. Las
computadoras en los últimos años se han desarrollado de una manera
acelerada. Por ejemplo el programa X3D Fritz que hace pocos meses
empató con Kasparov un “match” a cuatro partidas llega a considerar
tres millones de jugadas por segundo. A la pregunta de los ochenta
¿podrá el hombre crear una máquina que lo supere? la debemos
replantear como ¿cuándo la máquina se impondrá al hombre?. Pocos
dudan que muy pronto. En el presente sólo un pequeño grupo de los
mejores jugadores del mundo puede aspirar a competir con éxito
contra los mejores programas. En partidas rápidas muy pocos
resistirían. Una de las ventajas de los programas es que
generalmente juegan 15 o 20 jugadas de libro antes de empezar a
computar por primera vez. Sin este aporte del conocimiento humano
serían mucho más débiles.
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También en los
finales las computadoras obtienen gran ventaja al acceder a bases
que juegan a la perfección los finales de hasta seis piezas.
Inmediatamente reconocen si un final se gana, se pierde o se empata
y en cuántas movidas.
Existen bases
de datos cada vez más abultadas, donde hablar de dos millones de
partidas es lo usual, lo que nos permite conocer de antemano las
líneas predilectas de nuestros rivales en la preparación previa a
las partidas. Los programas de entrenamiento de táctica y finales
también son un auxiliar valioso para el mejoramiento de nuestras
capacidades. Debemos agregar el gran cambio que Internet produjo en
nuestro presente. Enorme cantidad de información, acceso a partidas
en tiempo real, la posibilidad de enfrentarse con jugadores de todo
el mundo a cualquier hora y desde cualquier lugar, aceleraron
notoriamente los tiempos de aprendizaje del juego. Una de las
consecuencias es que veamos aparecer nuevos grandes maestros cada
vez más jóvenes. Treinta o cuarenta años atrás quién antes
conseguía información de los torneos más importantes del mundo
obtenía una indiscutible ventaja sobre sus rivales. Y esa
información tardaba en llegar, generalmente de la mano de revistas
soviéticas especializadas. Una innovación teórica le permitía a un
maestro a veces ganar varias partidas de la misma manera, incluso
meses o años después de haber sido jugada por primera vez. En
nuestros días cualquier innovación difícilmente tendría éxito en más
de una partida ya que prontamente sería comentada en las
principales páginas especializadas. Pero tal exceso de información
no es de fácil manejo, y puede confundir a los jugadores en
formación. Para concluir diremos que estos adelantos modernos
originaron nuevas formas de relacionarse, más frías y
despersonalizadas. Notamos por ejemplo que a pesar del masivo
aumento de aficionados la vida social en los clubes disminuyó
notoriamente.
NC- ¿Qué
piensa sobre el presente y futuro del ajedrez argentino y mundial?
JAR-
Es difícil hablar del ajedrez nacional sin recordar la potencia
mundial que fue Argentina durante la segunda guerra mundial y en las
décadas siguientes. Recordemos los subcampeonatos mundiales
obtenidos en las olimpiadas de Dubrovnik 1950, Helsinki 1952 y
Ámsterdam 1954.
A partir
de los años ochenta lentamente fue perdiendo prestigio y sostén. El
apoyo económico se hizo cada vez más escaso. Los torneos de
trascendencia han prácticamente desaparecido. No obstante nuevas y
talentosas figuras no cesan de aparecer. Lamentablemente sólo
aquellas que puedan completar su desarrollo en el exterior podrán
llegar a ocupar los puestos de privilegio.
El ajedrez
internacional, excluyendo parte de Europa, parece mostrar similares
signos de decadencia.
Puedo
agregar que no me gusta el nuevo procedimiento utilizado por la FIDE
para la selección del campeón del mundo. El sistema de
eliminación, definido muchas veces en partidas rápidas, no es de mi
agrado. Sin olvidar el hecho que varios de los mejores exponentes
del juego por diversas razones no intervienen.
Esperemos
que el actual proceso de reunificación, luego del cisma producido en
1993, cuando Kaspárov y Short decidieron luchar por el título
mundial a espaldas de la Federación Internacional, llegue a buen
término.
La siguiente partida recibió el premio de belleza a la mejor partida
del torneo, consistente en una bella escultura del artista plástico
argentino Antonio Pugía
Rubinetti,
Jorge - Seidler, Aldo
Mar del Plata 1976
1.e4 c5 2.Cc3 d6
3.Cge2 Cf6 4.g3 b5 5.Ag2 Ab7 6.d3 a6 7.0–0 e6 8.a3 Dc7 9.h3 h6 10.f4
d5 11.e5 Cfd7 12.f5! Cxe5 13.fxe6 fxe6 14.Cf4 Rd7 15.Dh5 g5 |
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16.Cxe6!! (Profunda combinación hecha luego de más de
una hora de reflexión) 16...Rxe6 17.Txf8! Txf8 18.Dxh6+ Tf6
19.Axd5+! (El fundamento de la combinación) Re7 [Si 19...Axd5
20.Dxf6+! Rxf6 21.Cxd5+ decide] 20.Axg5 Cf3+! 21.Rg2 [ No 21.Axf3?
Dxg3+] 21...Cxg5 22.Te1+ Ce6 23.Dg7+ (Las blancas debieron calcular
hasta aquí el sacrifico realizado en la 16ª jugada) 23...Rd6 24.Dxf6
Axd5+ 25.Cxd5 Dd7 26.Cf4 Db7+ 27.Rh2 Cd7 28.Dxe6+ Rc7 29.Cd5+ Rb8
30.Dd6+ Ra7 31.Te7 Td8 32.Cf6 y las negras abandonaron
Descargar ejemplar completo |
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