RUDOLF SPIELMANN
1883 -
1942 |
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Rudolf Spielmann nació el 5 de
mayo de 1883 en Viena, ciudad que hace un siglo era considerada la
catedral del ajedrez. Fue un niño prodigio que asombró a propios y a
extraños en su ciudad natal al enfrentarse y derrotar a los más
fuertes jugadores.
En 1903 se marchó a Münich a
trabajar como empleado de una compañía de seguros, pero pronto dejó
su trabajo para convertirse en un jugador profesional de ajedrez.
Sus modelos fueron los grandes jugadores combinativos, sobre todo el
genial Mikhail Chigorin, del que se consideraba discípulo a la vez
que gran admirador de su brillante juego. Aunque no cometía los
graves errores que solía efectuar su "maestro" (como le definió un
comentarista de la época: "jugador genial, pero badulaque célebre",
pues llegó a dejarse su Dama en prise más de una vez), su
temperamental carácter y sus nervios a veces le hicieron cometer
graves errores a lo largo de los torneos. Como ejemplo de esto puede
citarse lo que le acaeció en el fortísimo torneo de San Sebastián,
1912, en el que a la conclusión de la primera vuelta iba destacado
en el primer lugar del mismo, con una significativa ventaja sobre el
segundo, y en la segunda vuelta de dicho torneo no llegó a conseguir
la mitad de los puntos, por lo que tuvo que compartir con Nimzovich
el segundo lugar, detrás del Gran Maestro Akiba Rubinstein.
Durante la Primera Guerra Mundial
sirvió en el ejército de su patria. Después de la conflagración pasó
su residencia a la vecina Alemania, país en donde estuvo residiendo
hasta la llegada al poder del Partido Nacional Socialista de Hitler,
pues Rudolf era judío, y tuvo que huir a Suecia, que era un país
neutral. En este país estuvo viviendo hasta que falleció en
Estocolmo el 20 de agosto de 1942, en una situación de extrema
pobreza.
Spielmann fue un maestro
vagabundo que vivía exclusivamente del ajedrez, a pesar de ser
abogado, y fue el primero que dignificó la figura del maestro de
ajedrez profesional, pidiendo honorarios adecuados por su
participación en torneos, matches, exhibiciones o simultáneas.
Spielmann ha sido, sin duda, uno
de los maestros combinativos más fuertes de todos los tiempos. Ha
pasado a la historia como el rey de los gambitos o el último
caballero del Gambito de Rey por jugar de una manera admirable el
Gambito de Rey y su homónima la Apertura Vienesa. Un duro revés a su
juego con el Gambito de Rey se produjo con la severa derrota que le
infligió Tarrasch, el Hércules de los torneos, en el torneo de
Märisch-Ostrau de 1923, en el que el Gran Maestro alemán le jugó el
Contragambito Falkbeer, obteniendo un merecido premio de belleza
(hay que indicar que en esta partida Tarrasch jugó una de las
novedades de apertura más espectaculares de la época. Para el
curioso indicaré que fue: 1.e4,e5; 2.f4,d5; 3.ed5,e4; 4.d3,Cf6;
5.de4;Ce4; 6.Cf3;Ac5; 7.De2;Af5; 8.g4(?),O-O!!). Después de esta
derrota, con la que desapareció prácticamente de la práctica
magistral el Gambito de Rey después de cuatro siglos de continuo
uso, Spielmann escribió un ensayo con el ilustrativo y lacónico
título de “En la cabecera del Gambito de Rey, enfermo de muerte”.
Su auténtico o, mejor dicho, más
conocido apelativo ha sido el de “el último romántico del ajedrez”.
Cada periodo del ajedrez romántico ha ido asociado de manera unívoca
a un gran jugador: McDonnel, La Bourdonnais, Anderssen, Morphy,
Chigorin, Charousek y ... Spielmann. Ha sido el último maestro que
llevó la sagrada llama del heroico fuego del romanticismo al campo
de batalla del ajedrez, el último de una saga de grandes
combinadores, de jugadores que, sin despreciar el juego posicional (Capablanca
decía que Morphy fue ante todo un gran jugador de posición que
remataba las partidas brillantemente) jugaban abiertamente al
ataque, arriesgándose para saborear las mieles de la victoria y el
premio impagable de la admiración de las generaciones coetáneas y
venideras, y de los espíritus de los maestros del pasado que podían
admirarse que aún se recordaba cómo jugar al ataque en el ajedrez.
De entre los jugadores de su
tiempo, Spielmann fue de los que más premios de belleza obtuvo. Su
pensamiento casi filosófico del ajedrez agresivo puede verse
claramente reflejado en su celebre
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libro: El arte del sacrificio en
ajedrez, auténtica antología de la poesía de su juego, en el que
expone y clarifica por vez primera en la literatura ajedrecística
los diferente tipos de sacrificios existentes en las partidas de
torneo.
Fue amigo del hipermoderno Aaron
Nimzovich, aunque su forma de jugar fuera diametralmente opuesta a
la del Gran Maestro de Riga. Aunque ambos se oponían a los dogmas
preconizados por Tarrasch y los seguidores de éste (la "escuela
clásica posicional” Alapin, Teichmann, Schlechter, Maróczy, etc.),
esta oposición la efectuaban de formas radicalmente diferentes:
Spielmann, mediante el juego abierto y la combinación brillante;
Nimzovich, mediante el bloqueo, la posición restringida y la
liberación lenta pero continua.
No aportó
Spielmann una contribución tan extensa, como Tarrasch, Rubinstein o
Nimzovich, a la teoría de las aperturas, mas no hay que tapar con un
manto de silencio sus innovaciones en la Defensa Caro-Kann (1.e4,c6;
2.Cc3,d5; 3.Df3!?) o en la Defensa Nimzoindia (4.Db3), que más tarde
se denominaría Sistema Stahlberg porque este destacado Gran Maestro
sueco lo jugó muy a menudo. Lógicamente, el Gambito de Rey le tiene
reservada una variante: 1.e4,e5; 2.f4,ef4; 3. Df3!?. La defensa que
ahora se denomina Benoni, en su época se denominaba Sistema
Spielmann porque el Gran Maestro vienés la jugó en multitud de
ocasiones con resultados más que satisfactorios. Digno también de
recordar es la llamada variante Westphalia, también del Gambito de
Dama (1.d4,d5; 2.Cf3,Cf6; 3.c4,e6; 4.Cc3,Cbd7; 5.Ag5,Ab4!?), que
estuvo analizando junto al Gran Maestro y eminente ingeniero
eléctrico Dr. Milan Vidmar a bordo del buque "Westphalia" cuando
ambos se dirigían a Nueva York a participar en el torneo "de
candidatos" que se celebró en dicha ciudad en el año 1927. Esta
variante fue citada por Aaron Nimzovich en su célebre libro La
práctica de mi sistema como "una ingeniosa jugada de Spielmann". Hay
que indicar que el gran teórico Ludek Pachmann, denomina Variante
Spielmann a la variante de la Defensa Francesa 2.b3, pero, según
Nimzovich, ésta jugada se debía a (aunque Spielmann la jugó en más
de una ocasión), por lo que es lógico pensar que el Gran Maestro de
Riga hace bien en llamar a esta jugada "variante Tartakower", ya que
es
coetáneo de Rudolf y de Savielly,
¡y nadie mejor que él para saberlo!
Spielmann no logró crear una
"escuela" como Tarrasch, aunque en vida fue admirado por el público
aficionado, pues veían en él el regreso a la vieja y añorada época
de los grandes sacrificios en el tablero bicolor de las sesenta y
cuatro casillas. Tampoco hay que olvidar que en 1935 preparó a Max
Euwe para su enfrentamiento con Alekhine por el Campeonato del Mundo
(jugando un match de entrenamiento que ganó Spielmann)... y acabó
ganando el holandés. Durante su estancia en Suecia, en los últimos
años de su vida, entrenó al que más tarde sería un destacado Gran
Maestro: Gideon Stahlberg.
Sus victorias en grandes torneos
fueron muchas (teniendo en cuenta que antes se celebraban muchos
menos torneos que ahora). Participó en más de 120 torneos, de los
que ganó 33.
Su primer
gran éxito internacional fue la excelente cuarta posición que
alzancó en el torneo de Coburgo de 1904, precedido de los maestros
Neumann, Vidmar y Duras. Al año siguiente consiguió la tercera
posición en el torneo de Scheveningen de 1905. Su periodo de
esplendor fue el de la segunda década del siglo XX: por supuesto,
ganó en los torneos "gambito" de Abbazia 1912 y Baden 1914, delante
de maestros tan fuertes como Duras, Réti o Flamberg; ganó los
torneos de Viena (1910-11), Budapest (1913), Viena (1913) y Berlín
(1914). Fue segundo en Pistyan (1912), en el ya mencionado torneo
de San Sebastián (1912), "Memorial Trebitsch" (1913) y tercero en
San Petersburgo (1909), Mónaco (1911), Viena (1915) y Mannheim
(1914). Este último torneo tuvo que cancelarse por el estallido de
la Primera Guerra Mundial cuando lo encabezaba Alekhine. En la
siguiente década también cosechó grandes éxitos: ganó ex-aequo con
Richard Réti el fuerte torneo de Toeplitz-Schoenau (1922),
Scheveningen (1923), empatado con Paul Johner, y en Viena (1926).
Fue segundo en el Gran Torneo de Pistyan (1922), detrás de
Bogoljubov y empatado con Alekhine, en Merano (1924), detrás de
Grünfeld y en el fortísimo torneo de Carlsbad (1929), empatado con
Capablanca, y detrás del revolucionario y genial Nimzovich. Este
torneo pudo haberlo ganado si sus nervios no lo hubieran
traicionado, pues en dicho torneo Spielmann jugó muchas de sus
mejores partidas, como la que ganó brillantemente al ex campeón del
Mundo José Raúl Capablanca o el archiconocido Premio de Belleza que
logró en su partida contra Grünfeld, ejemplo de cómo dilapidar el
enroque del Rey rival con un simple sacrificio de Alfil en 'g7'.
También hay que recordar su tercer puesto en el torneo de Berlín de
1928. Pero su gran victoria fue la del torneo celebrado en el
balneario de la ciudad austríaca de Semmering en el año 1926. En
dicho torneo participaron todos los grandes jugadores de la época,
exceptuando a Capablanca y Lasker: Alekhine (que tuvo que
conformarse con el segundo lugar), Tartakower, Nimzovich, Réti,
Rosselli, Tarrasch, Rubinstein, Vidmar, Yates, Treybal, Kmoch,
Janowsky, Grünfeld, etc. Sólo por esta victoria, Rudolf Spielmann
tendría que tener
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grabado en oro su nombre en el templo dedicado a
los Grandes
Maestros del ajedrez universal. Más tarde también ganó importantes
torneos como los de Magdeburgo (1927), delante de Bogoljubov,
Estocolmo (1929), Viena (1930), empatado con Kmoch, Sopron (1934)
y Helsinki (1935), delante de Keres.
Se ha escrito muchas veces que
el juego de los Grandes Maestros agresivos baja muchos enteros en
sus enfrentamientos en matches, y se ponía como claro ejemplo de
ello al eterno campeón de los Estados Unidos Frank Marshall, quien
después de su gira por Europa en 1909 fue humillado por el
entonces desconocido Capablanca (+1-8=14). Pero Spielmann fue un
caso aparte, quizá único entre los maestros agresivos. En los más
de cincuenta matches que disputó, derrotó a jugadores de la talla
de Nimzovich, Tartakower, Mieses, Réti, Stolz, Stahlberg,
Przepiorka, Pirc, Alapin, Leonhardt, Petrov, Euwe (en 1935, año en
que consiguió el título de Campeón del Mundo), y a otros maestros
poco conocidos ahora pero que hace setenta años eran temidos en el
tablero, como Davidson, Hönlinger o Landau. Hay que destacar que
derrotó brillantemente en un match, disputado en Semmering en
enero de 1932, al entonces subcampeón del mundo, el Gran Maestro
Effim Bogoljubov, por 4 a 3 y 3 tablas.
Se ha afirmado que el juego de
Spielmann no era muy sólido, que no tenía sentido posicional o que
sólo ganaba brillantemente a jugadores mucho peores que él, y esto
no es del todo cierto como se ha podido observar en el párrafo
anterior. Por poner otro ejemplo, en el total de sus
confrontaciones con José Raúl Capablanca "el invencible", "la
máquina del ajedrez", sobre diez partidas disputadas entre ambos,
el astro cubano ganó... ¡dos!, perdió también dos, y entabló en
seis (¡50% de los puntos para cada uno!). Pocos jugadores de la
época pueden vanagloriarse de tener semejante score con el gran
jugador cubano.
Como escritor, aparte de “El
arte del sacrificio en ajedrez” (editado por primera vez en
Leipzig en 1932), escribió “El maravilloso mundo de los finales de
torre”, una biografía de Schlechter y diversos artículos para
varias revistas de ajedrez, como el célebre “Yo acuso”, en el que
criticaba la actitud de Alekhine desde que ganó el campeonato del
mundo hacia él, porque éste le vetó su participación en varios
torneos, y hacia los otros maestros como Nimzovich o Capablanca.
Spielmann fue un hombre mortal,
pero su ajedrez es inmortal. Para terminar, dejaremos que diversos
maestros opinen acerca del genial Gran Maestro vienés:
R. Réti: "El pasado ha muerto,
pero en la historia del ajedrez Spielmann tendrá un lugar de honor
como último mantenedor de la tradición romántica".
F. Le Lionnais: "De entre los
jugadores de su tiempo, Spielmann ha sido el mayor demodelor de
enroques".
Kujcik: "Spielmann es el mejor
combinador en el periodo 1908-1938".
A. Suetin: "Spielmann ha pasado
a la historia como el rey de los gambitos".
A. Saidy: "En el pasado siglo
fue Chigorin, a principios de éste fue Marshall; posteriormente,
Rudolf Spielmann llevó el cetro de una gloriosa tradición".
V. Panov: "Brillante maestro
del ataque (...) jugaba con singular maestría el Gambito de Rey y
la Partida Vienesa".
Spielmann,
R - Grünfeld, E [D20]
Karlsbad Karlsbad, 1929
1.d4 d5 2.c4 e6 3.Cc3 dxc4
4.e4 c5 5.Cf3 cxd4 6.Cxd4 a6 7.Axc4 Ad7 8.0-0 Cc6 9.Cf3 Dc7 10.De2
Ad6 11.Td1 Cge7 12.Ae3 Ce5 13.Cxe5 Axe5 14.g3 Axc3 15.bxc3 Cg6
16.Ab3 0-0 17.Ad4 b5 18.De3 Ac6 19.h4 Db7 20.h5 Ce7 21.Axg7 Rxg7
22.Dg5+ Cg6 23.h6+ 1-0
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