Nuestro Círculo

Año 4  Nº 146                                                    Semanario de Ajedrez                                            21 de mayo de 2005

BERNARDO WEXLER

1925-1992

Al enterarse de que dedicaríamos este número a recordar al M.I.  Bernardo Wexler, tres amigos nuestros, los maestros Zenón Franco, Leonardo Lipiniks y Hebert Pérez, coincidieron en hacernos llegar sus semblanzas del común amigo que reproducimos a continuación.

Dijo Zenón Franco.

Tuve la suerte de conocer al Maestro Internacional Bernardo Wexler cuando él daba clases en el club Boca Juniors de Buenos Aires.

Yo tendría unos 9 ó 10 años cuando comencé a asistir a sus clases y claro que al principio asimilaba muy poco de lo que él explicaba, pues apenas sabía mover las piezas. Entonces  vi,  por primera vez, cómo hacer para que los alumnos tomen parte activa de las clases, proponiéndoles la resolución de posiciones mediante el método de “acertar las jugadas”, gracias al cual pude conocer las grandes joyas de la historia del ajedrez.

Bernardo Wexler nació el 1º de abril de 1925 en Bucarest, Rumania, y a los 7 años se estableció en la Argentina. Falleció a principios de los 90 siendo extraño que en el programa Chess Base no conste la fecha de su fallecimiento.

Fue campeón argentino en 1959 y representó a la Argentina en las Olimpiadas de Moscú 1956, Leipzig 1960 y Tel Aviv 1964.

Entre otros trabajos, pues el ajedrez era amateur en aquellos tiempos, fue redactor especializado en ajedrez del diario Clarín de Buenos Aires durante más de 25 años. Su pasión deportiva no estaba limitada a los trebejos. Además le encantaba el fútbol y sentía devoción por el club Boca Juniors, siendo asiduo concurrente a los partidos que su equipo jugaba en "La Bombonera" y muchas veces vino a buscarme a casa para llevarme a la cancha junto a su hijo.

Su personalidad, estilo de juego y capacidad docente, los fue mostrando Wexler a través de la enorme (y no exageramos) cantidad de partidas que comentó, verdaderas clases que cubren absolutamente todo el espectro de la estrategia ajedrecística.

 

Recuerda Leonardo Lipiniks

Con Bernardo nos conocimos como espectadores de un torneo magistral en el Club Argentino. Él ya era jugador de segunda categoría y yo estaba en tercera. Simpatizamos de entrada y, poniéndome su mano sobre el hombro, me preguntó una vez: "¿vos también sos polaquito?"  De ahí deduje que él era polaco nato y no rumano como el gran maestro paraguayo Zenón Franco afirma en uno de sus artículos en el diario "ABC" de Asunción.

Era comunista militante, de acuerdo con su corta edad, y en los tiempos de la Unión Democrática me dijo orgullosamente que formaba parte de la guardia armada de protección de los mitines del partido. A los pocos días leo en el diario que Bernardo había sido apresado por la dictadura por portación de armas. Alarmadísimo volé para la Cárcel de Encausados de Devoto y allí me orientaron a un pabellón requetepoblado de presos.  No estando custodiado, pude acercarme a los hombres que estaban del otro lado de las rejas para preguntarles por el ajedrecista Bernardo Wexler. Prueba de que ya era bastante conocido, me dijeron que había entrado, pero que lo habían soltado temprano, esa misma mañana. Cosa que resultó muy chocante  para un joven como yo que creía haber realizado un acto heroico al meterse en la jaula de las fieras para tratar de salvar a un amigo. La amistad duró prácticamente hasta su muerte, ocurrida estando yo radicado en Paraguay.

Hacia años  que  el Dr. Milcíades  Lachaga  le había dado un puesto en su secretaría de Tribunales, donde Bernardo hizo carrera, llegando a secretario sin ser abogado y manejando el sector con mucha eficiencia. (Lachaga es el nombre que olvidé al decir que los alemanes Becker y Winz habían hecho un gran trabajo en La Regence, editora de muchas obras de ajedrez gracias al esfuerzo del Dr. Lachaga).

Mientras yo me estanqué en la primera categoría, él despegó en una carrera ajedrecística brillante que incluyó su triunfo sobre Fischer en Mar del Plata y su participación en varios equipos argentinos en torneos mundiales.

Supongo que algo habrá hecho el fanático del ajedrez, Dr. Lachaga, para que Bernardo pudiera disponer de las licencias necesarias para intervenir en eventos internacionales. Muy destacable, para él y para mí, fue que designaran a Wexler integrante del equipo argentino que jugaría en el mundial de Moscú. Yo estaba eufórico ante la posibilidad de que mi amigo viera la "Meca" con sus propios ojos y, al despedirse, recuerdo que me saludó con un "a la vuelta te cuento"...

Apenas regresó a Buenos Aires,  nos encontramos para tomar un café y entonces aproveché para pedirle que me contara todo, a lo que me respondió con una de las frases que  más influyeron en todo mi futuro, "te voy a contar todo, pero lo primero que quiero que sepas es que aquí estamos fenómeno" (sic).

Años después me confesó, preocupado,  que tenía la sensación de que alguien lo estaba siguiendo y que eso le obligaba a darse vuelta a menudo para verificarlo. ¡Pobre amigo!, con su gran inteligencia detectó el comienzo  del mal que, seguramente, causó su prematura y lamentada desaparición.

Yo sabía que, con su esposa Raquel y su hijo, vivía en la calle Camarones, pero por la distancia que nos separaba nunca encontré el tiempo y la oportunidad para averiguar qué fue de la vida de ambos.

Me dijeron que un Wexler que ahora juega torneos de ajedrez, es el hijo de Bernardo, el mismo que de niño, en una de las visitas que los Wexler nos hicieron a Villa Raffo, jugó con Cecilia, mi hijita menor de su misma edad, por lo que calculo que ahora debe andar por los 50.

Bernardo Wexler fue un amigo de gran corazón. Toda su “maldad” se reducía, como me lo confesó, a considerar los análisis post mortem como una nueva partida. Si había ganado, terminar de aplastar a su rival en el análisis. Si había perdido, robarle el gusto al vencedor ganándole o empatándole en el análisis. Pero, en cuanto a incorrecciones le descubrí una sola:  siendo un gran pimponero, como todo maestro, en una  amistosa a 2 minutos, con negras, se jugó 1.d4 d5 2.c4 Cf6 3.Cf3 Ab4!! y ganó fácilmente ante su fuerte pero desconcertado rival. Yo me quedé chitón, como siempre hice en casos parecidos, considerando que una partida es entre dos y yo no era el juez. Alguna vez les contaré una situación parecida, cuando yo sí era juez en los torneos entre obreros y empleados de la General Motors de Barracas, junto al Riachuelo. ¡Fue un lindo truco!...

Un día, sin motivo aparente alguno, se le ocurrió regalarme el libro "Piense como un Gran Maestro" de Kotov. Añares después lo presté en Paraguay y cuando lo reclamé el dueño dilató la devolución hasta que me convencí de que no me lo devolvería nunca. Ni mi declaración de que era el único recuerdo de un gran amigo pudo conmoverlo. Tuve que hacer como los árabes: me senté en la vereda y cuando supe que se había muerto conseguí que un amigo mutuo se lo pidiera a la viuda y ahora lo tengo otra vez conmigo. Tiene la firma del ladrón  y, al pie, mi nota:

"Lipiniks, dueño original por regalo de Bernardo Wexler".

Toda esta charla se originó en el corazón de Bernardo y lo que quería contar era que, una vez que lo visité en la casa de la calle Camarones, me pidió que habláramos bajo porque en el cuarto de los libros estaba estudiando el joven Schweber con los libros del maestro y no quería perturbarlo.

Si hubiera contacto, seguro que el gran maestro Schweber confirmaría lo que digo. También me  acuerdo que, en ocasión de varios torneos en el exterior,  me pidió que lo reemplazara en sus clases de ajedrez. Recuerdo ahora unas veces en Boca Juniors y otras en una Biblioteca de Avellaneda y espero que se me perdone porque me "trascordé" su nombre como dicen en Paraguay. Aunque lo hice por amistad, al final resultó que Bernardo, intuyendo mis problemas de dinero, me traspasó íntegramente sus honorarios cosa que nunca pude rechazar por  mi condición de pobre recién casado.

Comenta Hebert  Pérez García

Conocí a Bernardo Wexler en la sección de ajedrez de mi querido Club Nacional de Montevideo. Precisamente al principio de mi carrera, entre los años 62 y 63.

El participaba entonces de los matches amistosos que se celebraban entre el club Nacional y el Círculo de Ajedrez de Vélez Sársfield, siendo una de las principales figuras de esos eventos ajedrecísticos y un noble amigo de todos los ajedrecistas uruguayos.

Horas y horas destinaba al análisis de partidas y posiciones con nosotros y en otros momentos se deleitaba recordando anécdotas, hablando de fútbol o contando cuentos de mucho humor. Su risa era abierta, generosa y muy singular. Muchos no podían evitar la risa al unísono. Sus diálogos humorísticos con los también inolvidables ajedrecistas Walter Estrada y Martin Irisarri eran ingredientes sabrosos de esas amenas tertulias.

Todos los veranos Wexler visitaba las playas y los clubes de ajedrez uruguayos. También la peña privada de mi gran amigo y primer sponsor, Don Joaquin D’ Agostino Moreno. Allí se daban cita las figuras más rutilantes del ajedrez rioplatense, entre otros el maestro Guillermo Puiggrós y el famoso compositor de estudios, Dr. Infantozzi.

Asados memorables, torneos de partidas rápidas, análisis de partidas o de bellas composiciones, guitarreadas, etc., etc., nos hermanaron a todos los presentes.

Bernardo Wexler brillaba por su modestia, su rica cultura y sus exuberantes cualidades humanas. Siempre risueño y bondadoso, ganando o perdiendo algún juego casual, nunca le vi en una actitud arrogante o desleal con nadie.

A Wexler le encantaba dar aliento a los jóvenes ajedrecistas y se entusiasmaba ante el juego creativo de sus ocasionales adversarios.

Yo tuve la fortuna de ganarle una miniatura en un encuentro de rápidas de 10 minutos y me emocionó con sus elogios y los conocimientos técnicos que matizaron el “post mortem”.

Sabía mucho de la “India de Rey” de la cual me dio una soberbia clase. Lógicamente, el error táctico causado por una jugada automática de su parte no hizo la menor mella a su valiosa enseñanza.

Lamento no haber conservado la anotación de alguna de las partidas rápidas que me ganó Wexler.

 

En Villa del Parque

En 1941 Wexler ingresa al C.A.V.P. y sale segundo en el torneo interno de 4ª A.

En 1942, el joven Bernardo Wexler gana el torneo interno de 4a.A y después se clasifica Campeón Nacional de 4a.categoría.

En 1943, gana los torneos internos de 3a. primero y de 2a. categoría después.

Integra como 1er. tablero, junto a Costa, Canevari, Rosa y Guzmán,  el equipo que gana el Campeonato Metropolitano de 2a.categoría.

En 1949 Wexler participa en el Torneo Mayor y obtiene el puntaje necesario para permanecer en 1a categoría.

En 1959 Bernardo Wexler se consagra Campéon Argentino de Ajedrez escoltado por el M.I. Alberto Foguelman.

 

Algunas de sus partidas.

Eliskases, E - Wexler, B [A63]

Buenos Aires, 1955

1.d4 Cf6 2.c4 e6 3.Cf3 c5 4.d5 exd5 5.cxd5 d6 6.Cc3 g6 7.g3 Ag7 8.Cd2 Cbd7 9.Ag2 0-0 10.0-0 a6 11.a4 Tb8 12.Cc4 Ce8 13.a5 Ce5 14.Cb6 Cc7 15.h3 f5 16.f4 Cf7 17.e4 fxe4 18.Cxe4 Cb5 19.g4 Ad7 20.Tb1 Cd4 21.b4 Ab5 22.Tf2 Te8 23.Ab2 Dh4 24.Aa1 Txe4 25.Axe4 Te8 26.Ag2 Ce2+ 27.Txe2 Txe2 28.Axg7 Df2+ 0-1

Wexler, B - Najdorf, M [D86]

Buenos Aires, 1955

1.c4 Cf6 2.d4 g6 3.Cc3 d5 4.cxd5 Cxd5 5.e4 Cxc3 6.bxc3 Ag7 7.Ac4 0-0 8.Ce2 Cc6 9.Ae3 Ca5 10.Ad3 b6 11.0-0 Ab7 12.Dd2 e6 13.Tac1 Te8 14.f3 Tc8 15.Tfd1 f5 16.Ah6 c5 17.Axg7 Rxg7 18.De3 Dc7 19.e5 Ad5 20.Td2 De7 21.Tb1 cxd4 22.cxd4 Ted8 23.Cf4 Tc3 24.De1 Dg5 25.Tf2 Tdc8 26.Dd2 h6 27.g3 Rf7 28.Rg2 Rg7 29.Tb5 De7 30.Cxd5 exd5 31.Txd5 T8c7 32.Td6 T3c6 33.Df4 Td7 34.Ab5 Tcxd6 35.exd6 Txd6 36.Te2 Df6 37.d5 Txd5 38.Dc7+ 1-0

 Wexler, B - Kotov, A [B08]

Mar del Plata, 1957

1.d4 g6 2.e4 Ag7 3.Cf3 d6 4.Cc3 Cf6 5.h3 c6 6.Af4 Db6 7.Tb1 Cbd7 8.e5 dxe5 9.dxe5 Cg8 10.Ac4 Cf8 11.Cg5 Ch6 12.De2 Ce6 13.Cxe6 Axe6 14.Axe6 fxe6 15.Dc4 Cf7 16.Dxe6 Dd4 17.Ag3 Cxe5 18.Db3 Db6 19.0-0 Dxb3 20.axb3 Td8 21.Ce4 b6 22.Tfe1 Cf7 23.Ta1 Td7 24.Ta6 0-0 25.Tea1 Axb2 26.Txa7 Tfd8 27.Txd7 Txd7 28.Ta8+ Rg7 29.Tc8 Td4 30.f3 Td1+ 31.Rf2 Ad4+ 32.Re2 Tg1 33.Af2 Txg2 34.Rf1 Txf2+ 35.Cxf2 Cg5 36.Rg2 c5 37.Cd3 e5 38.f4 exf4 39.Cxf4 b5 40.c3 Axc3 41.Txc5 Ce4 42.Txb5 Cd6 43.Tb6 Cf5 44.Rf3 Aa5 45.Tb7+ Rf6 46.b4 Ad8 47.Td7 Ae7 48.b5 Re5 49.b6 Cd4+ 50.Re3 Cc6 51.Td5+ Rf6 52.Re4 Cb8 53.b7 Rf7 54.Cd3 Ah4 55.Ce5+ Re6 56.Cd7 1-0

Wexler, B - Fischer, R [A16]

Buenos Aires , 1960

1.c4 Cf6 2.Cc3 g6 3.g3 Ag7 4.Ag2 0-0 5.d3 d6 6.Ad2 Cc6 7.Dc1 e6 8.Cf3 d5 9.0-0 d4 10.Ce4 Cd7 11.b4 f5 12.Ceg5 De7 13.b5 Cd8 14.Tb1 a5 15.h4 e5 16.e3 dxe3 17.Axe3 h6 18.Ch3 Rh7 19.c5 Cf6 20.Te1 Cg4 21.Af4 Cf7 22.Cxe5 Cgxe5 23.d4 Ae6 24.dxe5 Tab8 25.a4 Tfd8 26.De3 Ac4 27.b6 Td3 28.Dc1 Ae6 29.bxc7 Dxc7 30.Tb6 Ad5 31.e6 Ce5 32.Td6 Axg2 33.Txd3 Axh3 34.Axe5 Dc6 35.f3 Td8 36.Txd8 Dxf3 37.Dd2 Axe5 38.Df2 1-0

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